sábado, 30 de abril de 2011

Cartas de la Memoria, primera parte.



Mr. John Fitzgerald Kennedy, presidente de los Estados Unidos de América.


Con motivo del Congreso de la OEA, a celebrarse en Punta del Este, República Oriental del Uruguay, donde no se escuchará la vos auténtica del pueblo argentino, he considerado necesario, por intermedio de esta en apretada síntesis, hacerle conocer la opinión del mismo.

Hace pocos días ud. señor presidente ha afirmado con evidente buen juicio, que los problemas latinoamericanos tiene solución en la Justicia Social. Hace quince años los justicialistas en la República Argentina afirmamos lo mismo y lo hicimos doctrinaria y acabadamente en realizaicones fehacientes. Estados Unidos e Inglaterra colaboraron para que fuéramos derribados del gobierno, donde estábamos, elegidos por una mayoría sin precedentes en la historia política del país. De estas incongruencias suele estar empedrado el camino que conduce al fracaso. Las consecuencias no puden variar porque hayan cambiado los presidenes de los Estados Unidos y ud. debe cargar con el lastre tan negativo de sus predecesores. En los últimos quince años la República Argentina no ha recibido de Norteamérica sino prejuicios, tanto como cuando nos bloquearon en 1947 como cuando la invadieron sus compañías petroleras en 1959.
Muchas veces he oído a funcioanrios americanos preguntarse por la aversión que los pueblos latinoamericanos sienten por su país y su gobierno.

Esta es la hora de los pueblos.

La explicación es demasiada compleja y larga de enumerar aunque implícitamente puede condensársela en pocas palabras: los días que corren comienzan a ser "la hora de los pueblos" anunciada por el justicialismo hace ya mas de quince años; los Estados Unidos se han dedicado hasta ahora a "ganar gobiernos" o a comprarlos. Los pueblos son los permanentes mientras los gobiernos son los circunstanciales. Esa es una de las principales razones para que los pueblos vean en los EE.UU. a un enemigo, como enemigo es a menudo el gobierno que apoyan.

Uno de los peores males qeu azotan al pueblo y al gobierno norteamericano son sus agencias de noticias y sus cadenas publicitarias, que actúan en todo el continente, dirigidas por la Sociedad Interamericna de Prensa (S.I.P.).No es secreto para nadie que tales agencias y cadenas sirven normalmente a intereses muchas veces inconfesables y que detrás de su acción publicitaria no hya mas que sofismas y falsedades al servicio de tales intereses.
Una prédica dañina de tales órganos de opinión ha pretendido, aunque sin éxito envenar a la opinión pública contra las tendencias populares y los hombres que lealmente las servían, utilizando la circulación de infundios y calumnias de todo orden mal disimuladas en las noticias que transmiten , sin percatarse del mal que con ellas se hacían a sí mismas y a su país.






(Fin de la primera parte).

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