lunes, 25 de abril de 2011

Nada nuevo bajo el sol de las multinacionales, el enemigo es el Estado nacional y popular, ayer y hoy.








Reportaje del historiador Rodolfo Puiggrós, al mayor Bernardo Alberte, ex-delegado personal del general Perón en la Argentina, entre los años 1967 y 1968.


Publicado por el diario El Día de México el 13 de enero de 1973.




¿Cómo cree ud. que será posible la construcción nacional del socialismo a la que Perón se ha referido en tantas oportunidades?




"Los liberales, entre ellos los de nuevo cuño, es decir los "desarrollistas", le imputan al Estado que con su intervención perturba y desequilibra el quehacer económico, sea por su desorbitada burocracia, su gravitación fiscal, su emisionismo inflacionario y con su intervención en actividades que deberían ser privadas.


Debe suponerse que esta crítica no es sincera ya que tiene una segunda intención: crear una imágen negativa y parasitaria del Estado.


Se trata de desprestigiar eso que ha de ser la tremenda fuerza de que dispondrá el pueblo para realizar su revolución.


Los pueblos en situación de dependencia no disponen de organizaciones y aún menos de instituciones sociales y económicas, con la dimensión suficiente como para enfrentar los poderes y las estructuras monopólicas que los condicionan. Solamente cuando el pueblo conquiste el poder podrá hacer de "su Estado" el órgano apropiado para enfrentarlos y destruirlos.




Por otra parte, la revolución nacional de alcance socialista como la que propugna el Peronismo, no significa de ninguna manera que con la conquista del poder culmine el proceso revolucionario. El capitalismo imperante con su control de la situación, en el máximo de su rigidez, no deja resquicios para que la sociedad se impregne de nada que institucionalice lo que pueda vulnerar. Esta original circunstancia histórica perfila al Estado nacional como un factor esencial, condicionante y previo, para que las nuevas relaciones sociales que reclama el pueblo argentino se conquisten y consoliden.




Inicialmente el capital extranjero facilita y promueve desarrollo, crea nuevos empleos, promueve empresas nuevas colaterales y, generalmente, sustituye algún bien que antes el país importaba.


Sin embargo, en el mediano y largo plazo esa inverión inicial actúa en sentido creciente y acumulativamente negativo: la remisión de beneficios, la amortización del capital invertido, las necesidades de importar maquinarias del exterior para reposición, la captación del ahorro externo y la utilización en su provecho, muestra la razón del papel desintegrador que tiene la inversión en el largo y mediano plazo.




Por eso el peronismo propugna también una legislación que controle la inversión del capital extranjero, que tienda a evitar esos efectos y no con el objeto de impedir la verdadera radicaciónsino para evitar aquellos efectos perniciosos."




Prof GB

No hay comentarios:

Publicar un comentario