martes, 27 de marzo de 2012

MEGAFON O LA GUERRA

"Desde fines de 1955-les dije-, con un pueblo en derrota y su líder ausente, soy un desterrado corporal e intelectual.
Y añadí:
-En nuestra fauna sumergida existen hoy el Gobernante Depuesto, el Militar depuesto, el Cura depuesto, el Juez depuesto, el Profesor Depuesto y el Cirujano Depuesto. No quedó aquí ningún hijo de madre sin deponer.
-¿Y usted qué lugar ocupa en esta fauna?-me preguntó Megafón chisporroteante de malicia.
-Soy poeta depuesto-le confesé modestamente.
-¿Ha pasado usted a mejor vida?-rió él.
-Vea-le respondí-, las "deposiciones" de una contrarrevolución idiota no suelen ir mas allá del significado medicofísiológico que también lleva la palabra. Y sus muertos civiles gozamos de una salud excelente.
-Con algunas excepciones- me corrigió el Autodidacto súbitamente dolorido.
-¿Los ametrallados de José León Suárez?.
-Y el fusilamiento del General.
Entendí que la sombra de Juan José Valle acababa de nublar la frente de Megafón y humedecer los ojos verdelago de Patricia.
-Sí, ahí estuvo el General, treinta y seis horas antes de su fusilamiento-me dijo Megafón-.Ahí sentado en la silla que usted ocupa. Era una medianoche de junio, y el General se demoraba frente a su pocillo de café negro como resistiéndose a la oscuridad y al frío que lo esperaba afuera.
-O al repsentimiento de su muerte-añadió Patricia Bell en un conato de sollozo-.Desde hacía un mes usaba ropas ajenas y techos prestados. Frente al pelotón de fusilamiento devolvió el anillo de su boda terrestre.
La pareja entró aquí en un silencio que respeté y en el cual se recosntruían sin duda los últimos gestos del héroe fusilado.
-Usted aludió recién a las víctimas de José León Suárez- me dijo luego Megafón.-Hace tres días recorrí ese basural amontonado en al llanura de Buenos Aires, y le aseguro que la pampa lloraba.
-¿Lloraba?-inquirí yo en tono circunspecto.
-Lloraba-insistió él-, y no la inmundicia del basural sino el deshonor que le habían inferido los ametrallados inocentes y sus ametralladores anónimos. En cuanto a la ejecución de mi General, no me subleva tanto en sí misma: es un gaje posible de la acción, y el que se haya hecho en la Penitenciaría Nacional y bajo el techo del crimen. Si hay que fusilar a un soldado , ¡que sea en una casa de soldados! ¡Lo exigen el estilo y el honor!."

Fragmento del libro de Leopoldo Marechal, Megafón o la Guerra.

Prof GB

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