domingo, 25 de noviembre de 2012

LA "OBJETIVIDAD PERIODISTICA, OPINION



 
 
Compromiso periodístico
Por Pascual Serrano. Periodista
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Los periodistas más consagrados de todo el espectro político no han dudado en denunciar el mito de la objetividad. “En cuanto a la objetividad periodística, es tal vez la patraña más grande que me ha tocado oír acerca de nuestro oficio”, afirmó el veterano periodista italiano Indro Montanelli, un periodista al que no se le podrá acusar de antisistema.

El historiador Paul Preston, que estudió el papel de los corresponsales extranjeros que informaron sobre la Guerra Civil Española en su libro Idealistas bajo las balas, afirma que “no puede existir la objetividad o ecuanimidad. No se puede tratar al asesino y al asesinado o al violador y la violada como si fuesen iguales. Cada periodista, como cada historiador, que lo sepa o no, ve las cosas a través del filtro de su sistema moral, ético e ideológico. Esto no quiere decir que no hay que intentar entender las motivaciones de todos los implicados en una situación”.

“En América latina uno se mete de periodista y lo primero que hace es indignarse, la propia realidad te obliga. Si no haces periodismo de denuncia, no sé lo que estás haciendo”. Así se expresa la periodista y escritora Elena Poniatowska. Según Robert Fisk, en un mundo laboral dominado por el cinismo, el periodismo es un empleo honroso a través del que se puede cambiar la forma en la que la gente ve el mundo.

Paul Preston en Idealistas bajo las balas recoge el grado de implicación que, inevitablemente, adoptaron algunos de los corresponsales que fueron a España en la Guerra Civil. La mayoría de ellos, a la hora de vivir en primera línea la lucha de un pueblo contra el fascismo y la tragedia del abandono del resto de los países que se negaron a ayudar al gobierno legítimo español, no dudaron en tomar partido. Muchas veces enfrentándose a la posición del periódico que los había enviado como corresponsales. Ernest Hemingway, Martha Gellhorn, John Dos Passos, Mijaíl Koltsov, Louis Fischer, Herbert Southworth, Henry Buckley, W. H. Auden, Arthur Koestler, Cyril Connolly, George Orwell, Kim Philby... a todos los transformó la guerra. La simpatía hacia el bando republicano español no procedía de corresponsales rusos o de publicaciones marginales de izquierda; el corresponsal estadounidense Louis Fischer afirmó que “muchos de los corresponsales extranjeros que visitaban la zona franquista acababan simpatizando con las tropas republicanas, pero prácticamente todos los innumerables periodistas y visitantes que penetraban en la España leal se transformaban en colaboradores activos de la causa. (...). Sólo un imbécil desalmado podría no haber comprendido y simpatizado con la República española”. Según señala Preston, “no se trataba sólo de describir lo que presenciaban.
Muchos de ellos reflexionaban sobre las consecuencias que tendría para el resto del mundo lo que sucedía entonces en España. Se vieron empujados por la indignación a escribir en favor de la causa republicana, algunos a ejercer presión en sus respectivos países y, en unos pocos casos, a tomar las armas para defender la República”. Uno de estos últimos fue el corresponsal del New York Herald Tribune, Jim Lardner, que murió combatiendo en la batalla del Ebro. Preston deja bien claro que ese activismo no fue “en detrimento de la fidelidad y la sinceridad de su quehacer informativo. De hecho, algunos de los corresponsales más comprometidos redactaron varios de los reportajes de guerra más precisos e imperecederos”. Herbert L. Matthews, corresponsal de The New York Times, lo explicaba así: “Quienes defendimos la causa del gobierno republicano contra la de los nacionales de Franco teníamos razón. A fin de cuentas era la causa de la justicia, la moralidad y la decencia... Todos los que vivimos la Guerra Civil Española nos conmovimos y nos dejamos la piel... Siempre me pareció ver falsedad e hipocresía en quienes afirmaban ser imparciales; y locura, cuando no una estupidez rotunda, en los editores y lectores que exigían objetividad o imparcialidad a los corresponsales que escribían sobre la guerra... Al condenar la parcialidad se rechazan los únicos factores que realmente importan: la sinceridad, la comprensión y el rigor”.

No era el único que anteponía sus principios. Arthur Koestler, del News Chronicle, lo presentaba de esta forma: “Cualquiera que haya vivido el infierno que fue Madrid con el corazón, los nervios, los ojos y el estómago, y luego finja ser objetivo, es un mentiroso. Si los que tienen a su disposición máquinas de imprimir y tinta de imprenta para expresar sus opiniones se mantienen neutrales y objetivos frente a semejante bestialidad, entonces Europa está perdida. En tal caso, más vale que nos sentemos y escondamos la cabeza en la arena hasta que el diablo venga a buscarnos. En tal caso, ha llegado la hora de que la civilización occidental apague las luces”.

Todo ello no les impedía reivindicar por encima de todo la verdad, así la defendía Matthews: “La guerra también me enseñó que a largo plazo prevalecerá la verdad. Puede parecer que el periodismo fracasa en su labor cotidiana de suministrar material para la historia, pero la historia no fracasará mientras el periodista escriba la verdad”.

Fue ese compromiso de Matthews lo que le motivó, tras leer un comunicado de las tropas franquistas anunciando que habían tomado la ciudad de Teruel, para realizar un peligroso viaje hasta allí acompañado de Robert Capa y pudo comprobar que todo era mentira. Las tropas rebeldes jamás llegaron a la ciudad, la cual nunca estuvo amenazada. El caso de la Guerra Civil Española no es excepcional. Las injusticias y los conflictos armados en los que desembocan suelen despertar la toma de posición de muchos periodistas que se encuentran viviendo la situación de cerca. El periodista que se compromete lo hace como resultado de su sensibilidad hacia la injusticia, su incapacidad de permanecer indiferente ante el dolor ajeno. El argentino Jorge Masetti lo contaba así en una carta dirigida a su mujer cuando se encontraba con Fidel Castro y los revolucionarios cubanos en Sierra Maestra a finales de 1963: “Es esta una región en que la miseria y las enfermedades alcanzan el máximo posible, lo superan. Impera una economía feudal... Quien venga aquí y no se indigne, quien venga aquí y no se alce, quien pueda ayudar de cualquier manera y no lo haga, es un canalla...”

25/11/12 Miradas al Sur

GB

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