viernes, 21 de diciembre de 2012

ROSAS Y LA SOCIEDAD RURAL.






 
CASERÓN 
DE JUAN
MANUEL
ROSAS
PALERMO
Arcón de Buenos Aires
QUINTA DE JUAN MANUEL DE ROSAS EN PALERMO

La obra más importante del ingeniero Felipe Senillosa fue la construcción de la finca de Rosas, en Palermo de San Benito,(Palermo) calificada como intento neocolonial en materia arquitectónica.
Demolida en 1899
Se situaba en lo que hoy es la intersección de la Av. Del Libertador y Sarmiento.

Una de las entradas de la casa de Juan Manuel de Rosas estaba en lo que hoy es el zoológico, en la esquina sudeste del cruce de Libertador y Sarmiento y su finca estaba enfrente.

A partir de 1838 Rosas comenzó a adquirir las tierras conocidas como "Los bañados de Palermo".
El mandatario antes vivía en la esquina de las calles Bolívar y Moreno, en una casa antigua —propiedad de su esposa— denominada en aquella época "la casa de los Ezcurra", frente al Colegio Nacional de Buenos Aires. Tenia elevadas torres miradores y se subía por una escalera caracol de caoba. Desde allí se divisaba la ciudad con el río, la rada y las embarcaciones. En la primavera del año 1848 se trasladó a su nueva mansión.
 

Residencia de Rosas desde 1839 hasta 1852. A principios del siglo XIX, Palermo era un paraje de chacras y quintas. En la década de 1830, el gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, adquiere tierras en el sector y comienza la construcción de una gran casona de estilo colonial con torres miradores en los ángulos.
 
Fue necesario rellenar y nivelar una gran extensión, para lo cual se llevó al lugar en carretones gran cantidad de tierra negra, sacada de los "alfalfares de Rosas" (actualmente en el barrio de Belgrano). Se hicieron obras de defensa y urbanización general, con el trazado de caminos, desagües, y hasta un bajo fue convertido en un hermoso lago artificial. El área mejorada comprendió una superficie de media legua cuadrada y los trabajos —muy costosos— demoraron cerca de dos años.   Los caminos en esa zona casi ni existían, ya que eran borrados por las inundaciones y las sudestadas. El gobernador los hizo rellenar para que los carros con tierra y materiales pudieran llegar mas fácilmente. Quien fue el constructor de la quinta fue Miguel Cabrera. Trabajaban allí un total de 300 hombres entre capataces, empleados y peones. El capataz principal era Pedro Nolasco Calderón quien cuidaba los caballos del Gobernador y se había casado en la finca en segundas nupcias. Este Calderón había comprado tierras en el arroyo Maldonado y residía allí que fueron las tierras que compro Agustín Comastri donde se encuentra el famoso mirador.    Además se construyó en el predio terraplenes de desagüe y canales perpendiculares para desagotar el agua de lluvia.  Rodeando el edificio se habían organizado jardines con canteros con flores. También entre los árboles asomaban bustos de mármol sobre pedestales. Para mantener los caminos los mismos eran cubiertos constantemente con conchillas que se regaban diariamente para evitar la polvareda.   Esta opulenta finca  ubicada en Palermo, se extendía desde la actual Avda. del Libertador y Sarmiento hasta el río, sobre el arroyo Maldonado que corre hoy entubado bajo la avenida Juan B Justo y tenia una extensión de 6000 m2. La casa tenía amplios jardines, con árboles y plantas, galerías porticadas y terraza. Aproximadamente el predio tenia unas 540 manzanas. Palermo era un paraje de chacras y quintas.  


Rosas había hecho de Palermo, el arcanum habitual de sus altas combinaciones políticas, una especie de Versailles o de Saint-James del Río de la Plata.
El edificio era de una sola planta rectangular, con techo de azotea y baranda de hierro. El eje mayor de la propiedad estaba orientado de este a oeste y había un cuerpo saliente en cada uno de los vértices de la planta rectangular. Las paredes se levantaron con argamasa y cal. Los pisos eran de baldosas y los cielo rasos de madera.
 


Los muebles eran de caoba, las camas de bronce, arañas con caireles, todo era de calidad pero sin lujo a excepción de los espejos venecianos que tanto gustaban al General. En las galerías había bancos de caoba y mecedoras. El alumbrado se había hecho con lámparas de aceite.
   Allí se realizaban muchas reuniones sociales. Los bailes se ejecutaban con un minué liso que la costumbre era traída de Francia pero se había hecho famoso en la ciudad. En todas estas reuniones se obsequiaba chocolate, mate de leche perfumado con canela o vainilla. Cabe destacar que luego del minué se puso de moda el vals como en Europa aunque algunas señoritas se mareaban. Las mujeres lucían abanicos, corsés, y peinetones y solían agruparse entre chocolate  y vasitos de licor para hacer comentarios de antiguas andanzas.  
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Fue en 1836 cuando decidió levantar su residencia oficial en lo que hoy es la esquina sudeste de las actuales avenidas Libertador y Avenida Sarmiento.   La entrada de la casa miraba al norte y las habitaciones (que eran 16) daban a un gran patio central, rodeado por galerías con arcos de medio punto. Rosas ocupaba las habitaciones orientadas al este —de donde salía un camino que llevaba hasta el río— mientras su hija Manuela, las situadas al oeste, frente a la actual avenida del Libertador, donde se encontraba el salón de fiestas. Rosas tenía muchos negros empleados en su administración pública y también en la privada y los valorizaba muy especialmente. El gobernador regularmente asistía a sus “candombes” y no era infrecuente verlo bailar con alguna negra. Rosas para dominar mejor a la clase baja de gauchos y paisanos se juntaba con ellos y aprendía sus costumbres (jugaba a las cartas con ellos, trabajar al lado de ellos sacrificando comodidades, etc.). Esto le daba una gran influencia en ellos y le permitía controlar a la servidumbre con más facilidad. Otros caudillos también practicaban el arte de mimetizarse con el pueblo. Rosas tenía relación con muchos caciques por su crianza. Tenía conocimiento del idioma pampa y se comunicaba con los indios en su misma lengua. Además tenía en las estancias indios trabajando.  


La casa pintada de blanco era una construcción muy generosa, con varios patios, como las casas españolas y galerías o arcadas a la manera de las mezquitas turcas. Estaba rodeada por un jardín en que se habían hecho grandes gastos porque se formó sobre un terreno pantanoso. En el interior de la casa predominaba el color rojo en cortinados y otros elementos.
     La obra fue concluida en el año 1838, poco antes de fallecer doña Encarnación, la esposa de Rosas.  El camino que comunicaba la quinta con la ciudad, sería en cualquier parte considerado como un excelente camino. A mitad de camino en dirección a su palacio, existía un campamento de caballería permanente. Durante su gobierno, Palermo de San Benito es, al mismo tiempo residencia del Gobernador y Sede del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
El camino de la Alameda se continuaba con la bajada de la Recoleta, que luego empalmaba con la avenida Quintana para mas adelante prolongarse hasta las puertas de la casona.Todo ese camino estaba arbolado con sauces y naranjos y también muy provisto de faroles. Palermo de San Benito era un lugar que no estaba rodeado de cercos ni verjas. Era un lugar abierto. La entrada era libre por lo tanto era privado como publico. Los domingos la gente paseaba en carruajes u organizaban cabalgatas. La quinta del gobernador se llenaba de transeúntes. La comida se servia para quien quisiera disfrutar de la velada ya sea visitantes u extraños. La hija de Rosas presidía la mesa y dos o tres bufones. Rosas casi jamás concurría.  Dentro de esa esplendida propiedad El Gobernador vivia un poco limitado en cuanto a sus horarios laborales y sus normas.
 

 

La casona contaba con corredores de arquería a ambos costados y un baluarte en cada esquina en ángulo recto. Muy próximo a la residencia se destacaba un lago artificial hacía las delicias de sus moradores y visitantes, porque podía ser navegado por una pequeña embarcación a vapor. Era como una pileta de gran profundidad, con paredes de ladrillos y que estaba rodeada de una baranda de hierro que en uno de sus extremos tenía un enrejado de madera bastante tupido, para que allí las bañistas estuvieran al abrigo de las miradas indiscretas. Una calle de ombues partía desde la casona y llegaba hacia el río.

Hacia lo que es hoy la Avenida Libertador se hallaba un gran salón cercano al torreón donde se situaba la capilla dedicada a la Purísima Concepción que  oficiaba misa el sacerdote Fernando Lozano, también conocido con el nombre de padre Sevilla, porque había nacido en la ciudad de ese nombre.

"Casa de fieras"
   Juan Manuel de Rosas en los años que habitara su caserón había creado un incipiente Jardín Zoológico, así como veremos más adelante un incipiente Jardín Botánico.
En los amplios jardines y parque podían verse avestruces, teros, gavilanes y pájaros de hermoso plumaje. Un estanque de 100 varas de largo era una de las atracciones de Palermo.
A medida que la zona de bañados se iba transformando en un hermoso parque, Rosas fue introduciendo una serie de animales en lo que llamó "Casa de fieras", pumas, zorros, monos, a los que se agregaban ñandues, chajáes, venados, nutrias, zorros, liebres, flamencos y guanacos que se paseaban libremente para delicias de sus habitantes y las visitas que llegaban desde la ciudad.
El terreno que ocupa hoy el zoológico  pertenecía en un pasado a una zona ribereña del Río de la Plata. El primer trabajo de urbanización en ese solar fue obra de Juan Manuel de Rosas. En el mismo estanque que hoy es de los cocodrilos cuenta la historia que se encontraba la pileta de Manuelita Rosas.
El Primer Servicio Urbano de Pasajeros se estableció en Buenos Aires en mayo de 1849. Ese mes comenzó a correr una diligencia y un ómnibus entre el Paseo de la Alameda y la quinta del Gobernador Rosas, en San Benito de Palermo. Los coches partían a las 15 y a las 16 horas, cruzándose en el camino. Durante el segundo gobierno su mansión polarizaría toda la actividad social y política de Buenos Aires o sea que sus últimos diez años de gobierno se desarrollaron prácticamente en el ámbito de Palermo de San Benito, tierras que adquirió en 1836. Vivió prácticamente recluido allí salvo algún traslado que tuvo que hacer a otras tierras.    

La finca situada a la derecha de la avenida de las Palmeras (hoy Av. Sarmiento). La propiedad albergaba una terraza mirador, un muelle de mampostería de ladrillos, un mini-balneario, y por el lago se podía navegar a remo o por medio de una embarcación a vapor llamada "Manuelita".

VEA ESTE VIDEO:
 
http://www.youtube.com/watch?v=g5gePU76Aso

Rosas tenia un matadero y saladero a orillas del arroyo Maldonado. Estaba en el camino a San Isidro (avenida Santa Fe), camino de las Cañitas (avenida Luis M. Campos) y avenida Dorrego. Alli trabajaban 285 personas y estaba a cargo Pedro Nolasco Calderón. Rosas estaba muy involucrado en todo esto como estanciero y propietarios de mataderos, saladeros y del monopolio de la sal, incluso enviaba su propia carne a Brasil y Cuba etc. Cualquier oposición o conspiración contra Rosas era considerada una amenaza al bienestar de la nación. La falta de higiene de estas industrias y las epidemias que azotaron a la ciudad porteña en 1868 y 1871 llevaron a que el gobierno provincial prohibiera estos establecimientos en Buenos Aires y las inmediaciones del Riachuelo, lo que determinó el cese definitivo de la misma. En 1908 ya no quedaban más saladeros en la Provincia de Buenos Aires.    


El 3 de Febrero del año 1852, Rosas fue derrotado en la batalla de Caseros por Urquiza por el Decreto Provincial N° 1474, el 16 de febrero de ese mismo año, se establece que  todas las propiedades pertenecientes a Don Juan Manuel de Rosas existentes en el territorio de la provincia de Buenos Aires son de pertenencia pública” expropiando de esta manera los terrenos de Palermo en donde actualmente se encuentra emplazado el parque 3 de Febrero (nombre adquirido por la fecha de la Batalla de Caseros). Caseros no fue una batalla de “federales” y “unitarios”. Fue la batalla de la segunda guerra Argentino-Brasilera. Fue la batalla de federales contra la alianza de brasileros y traidores.
 

Luego de la derrota de Rosas Sarmiento fue el primero en entrar a la mansión y tiempo atrás Urquiza moraría en la casona. Tras esa batalla Urquiza confiscó la mansión y habitó en ella durante un corto tiempo, utilizándola como su cuartel general tras el cual el abandono provocó su rápido deterioro. Fue Sarmiento quien definió el destino último de Palermo al inaugurar el
parque Tres de Febrero el 11 de Noviembre de 1875. El Presidente Roca selló el destino de la casa en 1889 al ordenar volarla con dinamita.Actualmente, el antiguo lodazal alberga al Hipódromo de Palermo, al Jardín Zoológico, al Jardín Botánico y a los lagos visitados por los porteños cada fin de semana. De todas formas, los restos de la vieja mansión federal continuaban apareciendo en las excavaciones ejecutadas para la instauración del Rosedal. En dicha oportunidad, varios trozos de fina porcelana surgieron de entre los escombros como testigos de un pasado no tan lejano.


A la caída de Juan Manuel de Rosas el Caserón fue sede de varias instituciones. El presidente Mitre pensó en la necesidad de crear un colegio militar donde educar a futuros jefes y oficiales del ejercito Argentino. En 1869 se funda el Colegio Militar de la Nación con sede en el caserón de Rosas. Se dispuso que los jóvenes de 15 a 20 años podían seguir la carrera de las armas.  El Colegio Militar de la Nación (creado por decreto del 22 de junio de 1870) hasta 1892 en que se instala la Escuela Naval. En 1983 el colegio militar fue trasladado a San Martín y las dependencias de Palermo pasaron a ser escuela Naval hasta 1899 fin de siglo.

Llegó la noche del 2 de febrero de 1899 en que después de festejarlo con un asado, dinamitaron el edificio y voló por los aires un importante testimonio de la historia argentina, se llevó a cabo el derribo de la casa de Rosas en Palermo, instalándose en ese lugar la estatua de su archienemigo Sarmiento, cuyo nombre, para ahondar la provocación, también lleva la avenida que pasaba por la puerta de la residencia, entonces llamada “de las Palmeras”, hoy la actual Avenida Sarmiento.



Actualmente el colegio militar en su museo del Palomar conserva un escritorio, una cómoda y una caja de caudales que pertenecieron al mobiliario de la residencia del restaurador.

En 1988, Schávelzon hizo excavaciones en el Parque Tres de Febrero, en Palermo, y halló los restos del caserón de Juan Manuel de Rosas. Allí se encuentra hoy el gran pulmón de Buenos Aires con 300 hectáreas entre la Av. del Libertador, Salguero.

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