martes, 30 de julio de 2013

“El modo interpretativo de Evita es, a mi juicio, totalmente agónico”

Palabras de Horacio González en el acto de apertura de la Muestra Eva Perón en los libros. Horacio González: La muestra tiene una significación especial porque en la idea de María Cristina Álvarez Rodríguez está la situación evidente que cualquier habitante del país percibe con claridad: el peronismo es un vastísimo legado de símbolos. Y esos símbolos muchas veces ya nacen interpretados y otras veces, quizás la mayoría de las veces, exigen la reflexión profunda, exigen la conexión con otros símbolos que muchas veces tienen sus raíces en momentos muy remotos de la humanidad,. En el caso de Eva Perón existe la situación bien conocida por todos de que su iniciación como figura pública es en la cinematografía nacional y durante el periodo de su actuación más viva en Argentina, innumerable cantidad de revistas, de fotos, de material gráfico, de diarios, de conversaciones. De conversaciones que tuvieron, muy parecido a lo que ocurre hoy, el tono vibrante de las discusiones argentinas, y muchas veces el tono despreciable de la injuria fácil, así como tuvo, como se dijo casi siempre, una cercanía que siempre es digno saber analizar, que es una cercanía con el lado sacrificial de la política. Bueno, todo esto es algo que nos comunica directamente con el arte cinematográfico que en los comienzos del peronismo, acá Lorenzo (Pepe) me va a saber corregir o no, muchos peronistas que diferenciaban al Estado del arte, una diferenciación que no se sostiene fácilmente, pensaron en opacar o diluir el papel activo que tuvo Eva Perón en momentos fundamentales del cine argentino. Fue dirigida por Mario Soffici, uno de los más grandes directores cinematográficos y de algún modo, una película que terminó no viéndose en su momento, La pródiga, no deja de tener alusiones bastante vibrantes a lo que pasaría después en Argentina. De modo tal que el peronismo, cuando muchos dicen “qué difícil que es interpretarlo”, no hay nada que sea fácil de interpretar, por supuesto. Pero cuando el peronismo toma su momento basado en las artes visuales, su momento que es un momento agónico, el modo interpretativo de Evita es un modo, a mi juicio, totalmente agónico. Está en su voz, basta recordar su discurso en la Avenida 9 de Julio, hay una agonía permanente, pero ¿cuándo no la hubo?. Por eso mismo, uno puede tener mil explicaciones de la perduración de estos símbolos, pero una es que nunca la historia deja de ser una agonía de los pueblos. No en el sentido de que cesa aquello que de más brillante y amoroso tuvieron, sino que aquello que puede ser brillante siempre está amenazado por algo, siempre hay algo que circula en las atmósferas de la historia que exige ver lo que ocurre también a una luz cautelosa, sí, pero a una luz de agonía. ¿Qué quiere decir? Lucha, el sentido a la lucha también consigo mismo, creo que eso se nota en Evita y el arte casi inocente en la gráfica de la época; si vemos una publicidad contemporánea. La Avenida 9 de Julio llena de carteles rutilantes, vemos que este tipo de publicidad pertenece a un campo de cierta inocencia de la publicidad gráfica argentina. Y ahí está Evita con su sonrisa, en una parada en un auto comiendo informalmente junto a Perón, escenas muchas veces bucólicas que se parecen mucho a las sesiones de cine que filmaba, escenas populares que son retratos de la época sumamente candorosa, retratos con niños, con enfermeras. Esto es lo último que querría decir, hay un profundo candor en todas estas imágenes y sin embargo el peronismo, que es candoroso en su fondo profundo, sin embargo presidió, actuó y elaboró su vida conceptual y colectiva en medio de grandes tragedias públicas. Por eso a veces se dice que “es difícil entender al peronismo”, y por supuesto, es la dificultad última de la política. No hay una dificultad más grande en la política que llamar a la unión, llamar a conjuntos más grandes de la población y que, sin embargo eso, termine en fortísimas campañas de descrédito, infamias, incluso en la sangre y en bombardeo. De modo que esta exposición no es cualquier exposición, que aquí esté la presencia vibrante de alguien que viene a la exposición pero también se hace al compas bien conocido, que es la métrica y la sonoridad interna que tiene la historia argentina para miles y miles de personas. Me refiero a los bombos, para no hacer una metáfora tan compleja con algo que es tan fácil de decir: hay bombos (risas). Pero también lo digo porque no es habitual que se hagan exposiciones con bombos en la Biblioteca Nacional. Entonces, esta es una exposición artística de alto nivel, uno diría: y la revista Antena, Sintonía, ¿dónde están? Bueno, tenemos acá a Daniel Santoro, a Roberto Baschetti.que preparó la bibliografía. Daniel Santoro hoy en Argentina, además de ser un gran artista plástico, es el máximo intérprete de simbolismos extraídos de la imaginación entera de toda la humanidad (risas). De modo que para los que nos jactamos de conocer algo de peronismo, todo lo que dice Santoro tiene dos virtudes: uno, que deshace todo lo que creíamos conocer; y otro pensar varios días después qué nos quiso decir efectivamente, al punto tal que intentamos corregirlo, decirle esto no es así, pero vale la pena escuchar a Daniel comentar cómo esto no es así. Porque asociar imágenes es una forma de pensar, quizás la más arcaica y la más efectiva, es el arte de Daniel y ese arte está presente en la Sala Leopoldo Marechal de la Biblioteca Nacional. Como digo también, estamos hoy en la Sala Jorge Luis Borges, lo que significa también la complejidad simbólica de la Argentina que tenemos que saber ver y respetar. Si uno dice “lo nuestro” es una frase muy vulgar, pero “esto es lo nuestro”. Son fisuras y fisuras que se van mutando, cambiando, intercalando y por qué no dialogando entre sí permanentemente y eso también hay que decirlo y hace a nuestra madurez decirlo. Estamos también acá con la fortísima figura de Lorenzo Pepe, viejo amigo, nuestro vecino, es el custodio fundamental de la memoria del peronismo, de su memoria clásica. Es interesante la relación entre las dos formas de memoria que cultivan Daniel y Lorenzo no son iguales y confluyen en el vasto escenario de la memoria que es el peronismo en la Argentina. Que tiene tantas interpretaciones, tantas vetas, tantas vertientes, de modo tal que también saludamos la presencia de Lorenzo Pepe que es vecino de la manzana. Y que es también un poco la síntesis completa de la Argentina, de familia socialista y con su evolución dramática, como toda evolución hacia el peronismo, cuidado en sus más significativos ritos. Y uno ¿qué diría del rito? hay que aprender un poco de los sacerdotes, que puede no gustarnos, puedo hacer esa confesión yo, sin embargo han inventado en el rito y en la liturgia, instrumentos poderosísimos de congregación y de pensamiento. De modo tal que uno puede decir: no me gustarán pero en cuánto nos parecemos; entonces también eso me parece que tiene el sentido de la presencia de Lorenzo acá. Y por último quiero mencionar a nuestra gran amiga, María del Carmen Bianchi. No es fácil en la Argentina poner de pie una institución porque las instituciones nacen y tienen distintos momentos en su vida, son a veces parecidas a las personas pero hay que cuidar de no hacer mal esta comparación. María del Carmen hizo caminar con sus propios pies a la CONABIP, la gran institución argentina que da de leer, da a leer y dice cómo leer. También edita libros y vive en el mundo de los libros activos que es el mundo de los hombres, es el mundo de la vida real, de modo que también saludamos a la presencia de María del Carmen, hoy diputada nacional, a la gran reconstructora de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares.

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