“Si los aparatos comunicacionales del movimiento de liberación ignoran las condiciones materiales y las prácticas económicas y culturales instaladas por las clases dominantes en gran parte del cuerpo social no habrá batalla cultural posible”.
Por Santiago Asorey
Una errónea interpretación semiótica o de corte intuitivamente pos-estructuralista de algunas de las líneas de los medios de comunicación a fines al kirchernismo cree que la interpretación semiótica es aquella que reconoce solamente la realidad en la enunciación lingüística a través de los medios de comunicación.
En esa lógica la no mención de determinados núcleos semánticos instalados por las clases dominantes y los medios de comunicación se convierten en un triunfo. Si no lo nombro no existe. Sin tener en cuenta que la dimensión del lenguaje nunca es abstracta, por el contrario es fundadora de conductas y practicas que instalan realidades operativas.
Si las practicas están objetivadas socialmente no reconocerlas no pone en riesgo la posibilidad de transformación de significados. Las prácticas y el lenguaje son dos caras de la misma construcción de la realidad. Por ende si ese relato de las clases dominantes ya esta instalado no alcanza con no nombrar para invisibilizar. Las discusiones hay que darlas donde el enemigo construye lenguaje y prácticas. Es decir disputando el discurso del gigantesco y heterogéneo aparato comunicacional que construye realidades por la acumulación de su hegemonía histórica.
Los medios de comunicación compañeros tienen que disputar esa objetividad y re-significarla. Aun reconociendo las limitaciones en la correlación de fuerzas Si los aparatos comunicacionales del movimiento de liberación ignoran las condiciones materiales y las prácticas económicas y culturales instaladas por las clases dominantes en gran parte del cuerpo social no habrá batalla cultural posible. Porque la única batalla posible es aquella que disputa los significados en la realidad construida. Allí donde el consenso de objetividad es medianamente estable.
La valoración de la subjetivad del lenguaje del Peronismo tiene un valor inmenso solamente en la medida en que ese lenguaje sepa construir el consenso de objetividad que amplíe las fuerzas del movimiento en alianza de clases. No existe posibilidad de disputar la batalla cultural, sino se comprenden las reglas de juego. Parte de la batalla cultural necesita que las organizaciones militantes kirchneristas entablen un juego mucho más complejo en la comunicación de masas.
APU
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