miércoles, 25 de junio de 2014

DOCUMENTO DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL SOBRE EL FALLO A FAVOR DE LOS FONDOS BUITRE Un pedido de unidad y responsabilidad

La comisión ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) le reclamó a dirigentes políticos, empresarios, economistas y gremialistas “una actitud madura de unidad y responsabilidad” ante la situación generada por el fallo de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos a favor de los fondos buitre. El organismo que encabeza José María Arancedo recurrió a una cita de Jorge Bergoglio para remarcar que “la economía centrada sólo en la especulación financiera debilita las relaciones, posterga el desarrollo de los pueblos y compromete la equidad del orden internacional”. El pronunciamiento del órgano ejecutivo de los obispos argentinos llegó cinco días después de que el grupo de Curas en la Opción por los Pobres le reclamara públicamente “una palabra” a la jerarquía eclesiástica.
El documento se titula “Reflexión ante la situación creada por la deuda externa”. Los obispos dicen haber seguido “con atención y preocupación pastoral la situación creada por la deuda externa y sus posibles consecuencias para nuestro país y la vida de nuestra gente, especialmente de nuestros hermanos más vulnerables”. El fallo de la Justicia norteamericana “reclama con urgencia de toda la dirigencia una actitud madura de unidad y responsabilidad para responder, en una justa negociación, a la situación generada”, sostienen.
“La cuestión económica es un tema central en la vida de los pueblos, pero siempre debe estar al servicio del bien común, del crecimiento integral de la persona humana y en el marco de la justicia”, explican los obispos, para quienes “el orden económico no es independiente del orden social (sino que) ambos pertenecen al mundo de la ética y tienen en el hombre su sentido y referencia”. Luego critican “la economía centrada sólo en la especulación financiera” con las palabras citadas del papa Francisco, pronunciadas en noviembre del año pasado en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, sobre “el anuncio del evangelio en el mundo actual”.
“Vivimos momentos en los que más allá de la justa diversidad de pertenencias políticas, la sociedad necesita y espera actitudes y compromisos que expresen la conciencia de ser una Nación”, afirma la CEA. “El tema que nos ocupa pertenece a la vida del Estado argentino. Confiamos que la buena disposición y la competencia profesional de nuestros dirigentes, fuerzas políticas, empresarios, economistas, gremialistas, pueda encontrar un ámbito de diálogo y de trabajo para dar solución a la situación planteada”, agregan los obispos, ampliando el abanico de destinatarios de su “reflexión”. Por último, le piden colaboración “al Señor” para “crear las condiciones de encuentro y amistad social que nos permitan crecer y fortalecernos como Nación”.
El documento de la comisión ejecutiva de la CEA que preside Arancedo, arzobispo de Santa Fe, lleva también las firmas de su vicepresidente primero Virginio Bressanelli, obispo de Neuquén; del vicepresidente segundo, Mario Antonio Cargnello, arzobispo de Salta, y del secretario ejecutivo, Enrique Eguía Seguí, obispo auxiliar de Buenos Aires.
Los sacerdotes en opción por los pobres habían pedido el jueves último “una palabra de nuestros pastores, demasiado largamente esperada sabiendo que en ellos Dios ha puesto la vida de su pueblo”. El grupo que coordina el sacerdote Eduardo de la Serna difundió entonces un texto titulado Frente a la voracidad brutal de los acreedores externos, en el que respaldó “la decisión del Estado argentino de pagar las deudas sin comprometer el crecimiento del país y la inclusión y la ampliación de derechos para los más pobres y débiles”.
Los Curas en Opción por los Pobres rechazaron “por desubicados los consejos iluminados de tantos periodistas, políticos y economistas cómplices con este endeudamiento fraudulento durante la dictadura hasta el fin de la década del ’90” y advirtieron que si la Argentina pagara en los términos que reclaman los fondos buitre la “deuda contraída en infames períodos anteriores pondría en riesgo los puestos de trabajo de nuestros padres y hermanos, la salud de las poblaciones más frágiles, el nivel de educación alcanzado por nuestros niños y jóvenes históricamente excluidos y las jubilaciones de nuestros abuelos que tanto preocupan a nuestro pueblo”.

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