lunes, 30 de junio de 2014

“Marechal fue un teórico del peronismo

Entrevista a la escritora, catedrática e investigadora Graciela Maturo, a partir de su libro Marechal, el camino de la belleza (Biblos). “Megafón es una gran novela que tiene una enorme actualidad, mira hacia el futuro de la Argentina”.
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Por Juan Ciucci
APU: En principio, ¿cómo ve la obra de Marechal hoy? ¿Cómo se la recupera?
Graciela Maturo: Para mí, Marechal es un pensador y sería importante que en todos los foros, especialmente del llamado pensamiento nacional, se lo tuviera en cuenta a Marechal. No solamente como un poeta, un gran novelista, dramaturgo, etcétera. Es decir, se le quita, habitualmente, al escritor, el carácter de pensador. Todo gran escritor es un pensador y hasta se podría decir “un filósofo”, en cierto sentido de la palabra. Marechal tiene una absoluta actualidad, se preocupó siempre por el tema de la Patria, en todas sus obras poéticas, novelísticas y dramáticas y en sus ensayos. La Patria, para él, es un concepto religioso como lo es para Dostoievski, esos grandes pensadores religiosos que ha dado Rusia. Marechal dice: “la Patria debe ser una provincia de la Tierra y el Cielo”, él cuando habla del Cielo, lógicamente está hablando de las realidades espirituales. Habla siempre de la redención del hombre argentino y de la construcción de una sociedad redimida, porque está formada por hombres redimidos. Así que, primero la salvación personal y después la salvación comunitaria. El tema de la comunidad organizada, el famoso ensayo de Perón (que a veces yo he dicho, al pasar, que pudo estar la pluma de Marechal ahí, o no). Evidentemente, esa imagen del hombre centauro, es de la Tierra y el Cielo y esa imagen de comunidad organizada es la comunidad cristiana, es la comunidad de los hermanos que asientan la filosofía del amor como base de una comunidad realmente humana. Siempre está haciendo la crítica del hombre económico, del hombre que lee las cotizaciones de la bolsa. Pensemos en textos breves como: Autopsia de Creso y otros, ¿no?, hace la crítica de la sociedad moderna, del capitalismo. Pero, también hace la crítica del marxismo, porque el marxismo se mueve ligado al valor económico como primer valor para medir la sociedad y deja de lado la espiritualidad.
APU: Usted participó del coloquio en Alemania, ¿cómo analiza el marco académico que aborda la obra de Marechal?
GM: Los participantes del coloquio, que fue muy interesante, algunos no tienen mucho trabajo realizado y publicado sobre Marechal. Me han interesado las valoraciones de la obra poética que han hecho Jorge Monteleone, Enrique Foffani; me ha interesado mucho el panorama dado por Claudia Hammersmith. Javier de Navascués es un profesor navarro que estuvo viviendo dos años aquí y estamos muy relacionados, él ha publicado un estudio al que considero más técnico que filosófico sobre las novelas de Marechal, siguiendo la orientación de Gerard Genette. Bueno, María Rosa Lojo también dio un panorama muy interesante y penetra profundamente en la filosofía de Marechal. El cubano Ernesto Sierra es un gran estudioso de la obra de Marechal, ha incluido textos míos en su recopilación de textos críticos sobre Marechal. Recoge un viejo texto mío que es uno de los iniciadores de la crítica marechaliana. Lo escribí en el año ’58, siendo adscripta de Adolfo Prieto, en su cátedra de Literatura argentina, en Mendoza (Universidad de Cuyo) y a pedido suyo. Marechal me envió las Claves de Adán Buenosayres autorizándome a publicarlo, y lo hice a comienzos del año ’66, poco después él lo incluiría en Cuaderno de navegación. Lo quise publicar en un pequeño libro, que fue quizá el primero de los libros grupales sobre Marechal. Lo edité reuniendo el texto de Cortazar sobre Adán Buenosayres (le pedí permiso para ello y me lo dio en una hermosa carta que está publicada en el libro sobre Cortázar que publique este año. Es muy interesante la valoración que hace Cortázar, tempranamente) e incluí en ese tomo también el trabajo de Adolfo Prieto que daba lugar a la epístola de Marechal, y el mío propio, al cual Marechal considera “uno de los pocos trabajos dignos del género, la crítica”. Así que tengo ese gran honor de que mi gran amigo y maestro, haya reconocido mi trabajo respetuoso en una época en que no se lo respetaba a Marechal.
APU: Eso nos interesó de la entrevista con María Rosa Lojo, que remarcó que Cortázar y usted, en ese momento, fueron de los pocos que tuvieron una crítica positiva hacia su obra. Había sido bastante mal recibido su trabajo.
GM: Claro, para algunos es muy católico, para otros es un heterodoxo, que lo es (risas), para otros es muy peronista, para otros... En fin, le encuentran toda clase de desvíos, características que no sirven del todo para ubicarlo en un casillero... y bueno, el grande no entra en los casilleros. En cuanto al cristianismo de Marechal, se ha pretendido hacer de él un protestante, un heterodoxo. Dado, en sus últimos tiempos a la lectura de textos hindúes, por ejemplo, el Bhagavad – guitá... y bueno, ese es el mejor modo de ser cristiano. Ya juzgado a la luz del Siglo XXI, no habría tanta heterodoxia en él, porque el cristianismo es una gran heterodoxia, una heterodoxia de la tradición judía, una heterodoxia frente a todas las tradiciones de la antigüedad. Trae el valor del hombre, por eso yo lo llamo un humanismo teándrico (en el fondo cristiano debería bastar), un humanismo que da lugar a Dios y al hombre. Cosa que no han hecho (con todo respeto) ni los judíos ni los árabes ni otras religiones, siendo que el cristianismo está asentado dentro de la tradición del judaísmo, de una tradición revelada y Marechal cala muy profundamente en ella... Si uno lee El Banquete de Severo Arcángelo, encuentra casi un manual de vida cristiana y todo el tiempo con ese tono didáctico, de explicar a fondo la realidad, la realidad de Dios, no en una forma aristotélico – tomista, que también lo transitó, porque todo lo ha transitado él. Se sale de ese molde y siente a Dios como Verbo y al hombre como émulo de Dios y como Dios mismo, que es calar profundamente en la significación de Cristo: el Dios hecho hombre y el hombre hecho Dios. Así se puede entender el humanismo teándrico.
APU: Estaríamos hablando de su faceta religiosa, ¿cómo ve su faceta social, política, cómo su ideario transitó su obra?
GM: Como muchos hombres de su generación (cristianos), vieron en el peronismo la aplicación política de su ideario y el peronismo fue un movimiento religioso, sin ser clericalista. Perón tuvo algunas confrontaciones con la iglesia de su tiempo, porque era una iglesia muy intransigente, pero en el fondo el peronismo ha sido un movimiento popular y religioso. Decir popular siempre es decir religioso, porque ¿dónde está lo popular? Lo popular no está en la Escuela de Frankfurt, está en San Cayetano, está en la Virgen de San Nicolás, ahí está lo popular, ¿o no?. La Escuela de Frankfurt es el neomarxismo. Bueno, acá los directores de cultura, los secretarios de cultura han sido un poco parciales en su concepción, son los aires de la época.
APU: Y este ideario es parte de su obra digamos... está presente en su obra, este ideario peronista.
GM: Sí, sí, no solamente está presente sino que él fue un teórico del peronismo. Aquello que dice el texto de Perón, la Comunidad Organizada (creo que ya lo mencioné), cuando habla del hombre centauro, está usando una imagen de Marechal. Hacía nueve años nada más, porque el Congreso de Filosofía se hizo en el ’49, que Marechal había publicado su gran poema: El centauro, que le valió el Premio Nacional. En ese poema le habla, de alguna manera, a Rubén Darío en su Coloquio de los centauros, que ha sido el modelo de este poema de Marechal y entonces pone el acento en Cristo. El centauro de los nuevos tiempos es Cristo. Y es una manera de profundizar, realmente, en los mitos clásicos, cristianizar el mito clásico, como lo habían hecho los humanistas a partir del Renacimiento.
APU: Del texto La Comunidad organizada no conocía el posible aporte de Marechal, siempre se habla de la pluma de Carlos Astrada.
GM: Sí, yo he hablado de la pluma posible de Marechal. Indudablemente es un texto de Perón, ahí está el pensamiento de Perón, pero los textos de los conductores siempre pasan por manos de algún intelectual, de alguien que es apreciado por el autor. Los textos de Perón no son muchos de mano ajena, porque él es un pensador y es un escritor (también yo me propuse para mi edad avanzada, que ya llegó, hacer algún trabajo sobre esto y no he podido, pero bueno).
APU: El Perón intelectual...
GM: Sí, sí, el Perón escritor y pensador. Creo que esa es una falta todavía de algunos que lo hemos leído y lo hemos trabajado, pero no hemos escrito sobre esto. Lo que digo es que ese trabajo puede haber estado bajo la revisión de Carlos Astrada o del propio Marechal, o que esa imagen del centauro estaría presente en el imaginario intelectual de la época.
APU: La relación de Marechal con Eva y con Perón era una relación cercana, ¿no?
GM: Sí, sí, ha sido una relación muy estrecha. Él lo siguió a partir del 17 de octubre, él lo cuenta, vio o sintió -porque su ventana no daba a la calle sino a un fondo de manzana-  el ruido de esas multitudes que desfilaban por la calle Rivadavia rumbo a la Plaza de Mayo y bajó y se unió a ellos ya para siempre. Primero fue Secretario de Cultura, después tuvo a su cargo la Dirección Nacional Artística y creó la Escuela Nacional de Danzas. Yo he publicado en mi libro el texto de una chacarera, que me lo entregaron allí, creo que la música es de Aída Barceló.
APU: Su relación con Marechal también fue cercana.
GM: Yo era muy joven en esa época, digamos no soy coetánea de Marechal, tengo treinta años menos, ¿no?. Pero, igual, a partir del ’49, yo lo he tratado personalmente. Yo viví hasta el ’68 en Mendoza, casada con un gran discípulo de Marechal, que era el poeta Alfonso Sola González. A partir de mi casamiento, muy temprano (yo tenía dieciocho años cuando llegué con él a Mendoza, a la Universidad de Cuyo, él como profesor, pero yo como alumna). Entonces, a partir de ese momento yo lo he conocido a Marechal y he tenido en mis manos su obra, recién publicada.
APU: En este marco, usted ha publicado un libro sobre Marechal, pero nos interesó que en este último coloquio tuvo un texto sobre Megafón, o la guerra.
GM: Megafón es una gran novela que tiene una enorme actualidad, mira hacia el futuro de la Argentina. Habla de los cautiverios que ha vivido la Argentina o que estaba por vivir, cuando Marechal ya estaba en sus últimos años, la novela fue publicada un mes después de la muerte de Marechal, él murió el 26 de junio de 1970 y en julio salió esta novela. No alcanzó a verla publicada. Es una obra barroca, compleja, histriónica, donde la épica es llevada a veces al plano cómico, que era muy propio de Marechal. Pero, no un plano cómico destituyente, no. El plano cómico, como en Cervantes, no es destituyente. Se equivocan los que tienen esa visión de lo cómico o lo paródico como destituyente del mito, no es así, por lo menos ni en Cervantes ni en Marechal. Los héroes pueden seguir pautas cómicas, pero no por eso pierden entidad y no pierden el sentido de lo sublime. Lo sublime y lo cómico van juntos, eso es una estética romántica. Él decía: “Soy un clásico de la forma y un romántico por el fondo”. Entonces, la novela tiene dos héroes: uno es Megafón, el conductor, es una nueva modulación literaria del conductor, después de Severo Arcangelo y Don Juan. Nadie que sepa leer literatura va a encontrar ahí el retrato o reconocer a la letra un retrato del conductor. Pero, va a encontrar el retrato profundo, cuando dice: Yo conocí la patria de sur a norte, de este a oeste... y empieza a enumerar los dones, los frutos de la tierra argentina, todo eso es alegórico y simbólico, está haciendo el retrato profundo del conductor. De él dice: Es un pelasgo sobreviviente… con lo cual remite a la formación clásica de Perón y a sus raíces en Córcega. Y Perón vivía leyendo Las vidas paralelas de Plutarco, era una de las lecturas preferidas de Perón. Y si hay una figura grande y representativa de la tradición humanista es Plutarco, que relaciona a los filósofos y a los héroes latinos con los griegos. Cuando a Evita le preguntaban qué había leído -Evita no era intelectual- decía la verdad: “He leído a Plutarco”, porque Perón le daba ese libro, ella lo asimilaba con su ingenua y popular receptividad, no hay que negarle a ella inteligencia. Indudablemente es una mujer sencilla.
Un héroe es el conductor, el otro héroe es el poeta, apunta hacia la referencialidad de Jacobo Fijman, en la novela se llama Samuel Tesler y este personaje lo toma de Adán Buenosayres, Samuel Tesler es el alter ego de Marechal como personaje. Entonces, tenemos al conductor y al poeta, en los dos personajes de la novela también se refleja Marechal, o sea: uno sería Perón – Marechal y el otro sería Fijman – Marechal, entonces se lo puede leer recogiendo todos estos aspectos. La lectura literaria no es para gente que sólo quiere leer al pie de la letra lo que dice un texto, ¿no?. Hay que leer lo alegórico, lo simbólico, lo anagógico (como decían los antiguos), lo místico es lo anagógico, es el plano superior de la lectura, que apunta a los planos espirituales. Entonces, es una obra extraordinaria sobre el destino de la Argentina; el conductor triunfa encontrando a la Hermosura Primera en el fondo de un lenocinio, el lupanar del mundo, un prostíbulo, ¿no? Regido por un rufián, que se llama Tifoneades, con nombre griego, sabemos los cristianos siempre se dice que el rey del mundo no es Cristo, ¿no es cierto?. Los hombres están sometidos a distintos cautiverios, todo esto es pura simbólica cristiana y también se refunde en ella la simbólica grecolatina y otros símbolos universales.
Es una figura de redención, el encuentro con la Hermosura Primera a la que da nombre de Lucía Febrero, la Novia Olvidada, pero la encuentra en el fondo del lenocinio. Esto se puede entender a partir del texto teórico de Marechal, Descenso y ascenso del alma por la belleza, porque la originalidad de Marechal en este planteo, donde tiene algunos antiguos maestros -que ahora no voy a citar por no hacer alardes de erudición-. La originalidad está en que el descenso mismo comporta un ascenso; descender, entre comillas, al mundo, a lo más inferior del mundo es también una manera de templarse el héroe y de producir un ascenso hacia la Hermosura Divina. O sea que tiene una sustancia teológica y filosófica muy fuerte esta obra y sí, no es para cualquiera. Podemos decir que Marechal era un hombre  empapado de la cultura popular, pero también podemos decir que sus novelas son para leer “según anzuelo y carnada”, como él mismo decía. Es decir, el que tenga más formación y sensibilidad, encontrará más cosas en las novelas de Marechal. No hablo del lector competente del que hablan los norteamericanos, yo hablo del lector-creador y el lector-poeta, no del lector competente, eso a mí no me interesa.
APU: Este estilo popular que tiene Marechal, hace también que sea una lectura muy amena.
GM: Sí, pero lectores que no tengan esa formación teológica y filosófica, a la cual nos ha acostumbrado Marechal desde sus primeros libros, tal vez no terminan de captar algunas cosas que hay en este libro, hay mucha riqueza. Incluso, los que hemos trabajado tempranamente sobre él, volvemos a leerlo, como lo hice yo, para mi exposición en Jena, Alemania y volvemos a encontrar más cosas, porque son obras inagotables. Además Marechal... es apocalíptico, habla de una destrucción de la Argentina, Argentina que como decían sus primeros poemas, va a sercalzada de metales, etcétera, como una muchacha que tenía un destino muy duro que cumplir. Pero, yo apuesto a que esta es la época del kairós, o sea el momento oportuno, el momento de la redención, que ya comienza. Y un signo evidente ha sido la elección de un Papa argentino para ocupar ese lugar en una iglesia muy viciada y decadente, y sin embargo, fue llevado a la cátedra de Pedro un argentino, un argentino que ha leído mucho a Marechal.
APU: También lo que tiene Megafón, o la guerra es una relación directa con la historia reciente del país. Hay referencias directas a la Masacre de José León Suárez y al Fusilamiento del General Valle. Es un texto muy interesante en ese sentido.
GM: Porque Megafón, el conductor, en la novela, vive distintas aventuras o andanzas a la manera clásica, ¿no?. Una son las aventuras terrestres y otras las aventuras celestes. Yo me dedico más a las segundas por vocación, porque siempre alenté una lectura espiritual del texto literario, pero las aventuras terrestres están y esas son las más estudiadas. Es evidente que él pareciera estar anticipando algunos sucesos que en la vida real ocurrieron, como el secuestro de Aramburu, etc. Es el compromiso de Marechal, el General Valle durmió en su casa la noche anterior a entregarse y ser fusilado, el 12 de junio del 1956. O sea, todo este trayecto de la Argentina tenía que pasar y ha pasado por distintos momentos, cautiverios del pueblo de Dios, en el sentido bíblico, que tiene su cautiverio en Egipto y está destinado a sufrir otros cautiverios. Marechal tiene muy enraizada la convicción de que la Argentina es un “pueblo de Dios”, ¿qué quiere decir “pueblo de Dios”? Que continúa la tradición bíblica, en el sentido de ser un pueblo predestinado a sufrir, hasta su nombre, dice Marechal, “argentum” es como la plata que refleja la luz del sol, es un espejo de plata que refleja la luz de Dios.
APU: ¿Cuál puede ser la actualidad de su obra?
GM: Yo creo que interpretar, actualizar la lectura de Marechal es una tarea necesaria para una Argentina que está sumida en una decadencia moral y espiritual muy grande. No es sólo la Argentina, es una decadencia del mundo.
Los cristianos creemos en el Kairós, creemos que puede llegar esa venida de Cristo, esa venida del espíritu, que vendrá en alguna forma ya sea personal o cambiando la conciencia de las personas o produciendo una Kehre, la conversión de la que hablaba Heidegger en una famosa conferencia. Creo que la única salida para la humanidad es la salida espiritual. Lo político lo acepto en su concretez material en todos los aspectos que comporta lo político, por supuesto, los acepto, pero siempre dentro de esta marcha de la humanidad hacia una realización que se va a dar solamente en el plano espiritual. Es como un horizonte que no se puede alcanzar fácilmente, pero es un horizonte que tiene la humanidad, a través del mensaje del Evangelio, y Marechal representa eso.

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