martes, 26 de agosto de 2014

› ESTELA DE LA CUADRA, TIA DE LA ULTIMA NIETA QUE RECUPERO SU IDENTIDAD “Hay mucha gente que está conmovida”

Por Victoria Ginzberg
Está contenta. Feliz. Pero mide las palabras. No quiere que nada empañe el hallazgo de su sobrina, la última nieta identificada por las Abuelas de Plaza de Mayo, a la que sus padres, Elena de la Cuadra y Héctor Baratti, nombraron Ana Libertad. “Estoy hablando de más”, se ataja cuando cree que está a punto de contar algo que siente que todavía debe permanecer en privado. Percibe, sí, un acompañamiento nuevo, una emoción en los que la rodean. “Todos lloran en los últimos días”, dice. Y no se refiere a la familia sino a la diariera, al médico, a los empleados de tribunales. “Todos estos años, estás décadas están coagulando ahora, se están manifestando en este sentimiento”, reflexiona. Muchos lloran. Pero Estela y Ana (o como sea el nombre que lleva actualmente) no. “Nos reímos mucho”, es casi lo único que se anima a revelar.

–¿Cómo se enteró de que habían encontrado a su sobrina?

–Fue el viernes a las 12.30 más o menos. En el juzgado no habían podido ubicarme y llamaron a mi hermana Soledad para que fuéramos urgente a tribunales, en La Plata. ¡Y fue el 22 de agosto! Yo declaré en el juicio que mi hermana y mi cuñado le pusieron Ana en homenaje a Ana María Villarreal de Santucho. Después, en el campo, le agregaron Libertad, porque era lo más preciado para ellos. (Ana M. Villarreal de Santucho fue una de las fusiladas en la Masacre de Trelew, llevada a cabo el 22 de agosto de 1972.)

–¿Se sorprendieron?

–Sí. No sabía ni que estaba en curso. Hubo otros casos que seguí, que miraba la frente y las pestañas. Esta vez para nada. Estaba Emanuel Lovelli, quien junto con Colleen Wendy Torre es abogado de Abuelas de Plaza de Mayo y entramos junto con mi hermana y mi cuñado. No sé por qué la gente llora tanto en estos últimos días. Y nos informan del resultado de ADN que había dado el 99,999999... por ciento, porque tenían el ADN de Héctor Baratti, porque el mar lo trajo. Son esas cosas terribles y bellas a la vez.

–¿Quiénes lloraban, la familia o los empleados de tribunales?

–No, nosotros no... y al día siguiente salgo a comprar los diarios y la diariera lloraba. “Es tu sobrina”, me dice. Estaba emocionada. Me regaló Página/12 y Tiempo Argentino. Me llamó el médico de mi mamá llorando. Estaba en un congreso de medicina en Buenos Aires y se fue corriendo a la conferencia de prensa de las Abuelas. Como no estábamos nosotros se vino para acá, llorando.

–Es que la repercusión que tuvo el encuentro del nieto de Estela de Carlotto conmovió mucho... y enseguida apareció Ana Libertad.

–Sí. Hay mucha gente conmovida. En lo que era mi trabajo en un hospital están todos conmocionados. Creo que es de arrastre y es por todos también, no sólo por Ana. Todos estos años, estas décadas, están coagulando ahora, se están manifestando en este sentimiento. Es como cuando fue el levantamiento de Semana Santa. En mi provincia, en Corrientes, la gente se quería ir a Campo de Mayo. Se burlaban de los militares “estás disfrazado y no es carnaval” les decían.

–Tal vez por eso también aportan datos, como en el caso de Ana, en el que la investigación se inició por una denuncia anónima y por mail a Abuelas.

–Ahora denuncian, aportan datos. Esto viene de alguien que vio algo y denunció.

–¿Pudieron hablar con ella? ¿Cómo fue?

–Fue hermoso. Nos reímos mucho. Le digo “hola” y ella me dice “hola..., no sé qué decirte...”. Fue muy lindo. Pero hay una causa penal y todo está muy fresco.

–¿Pudieron ver fotos?

–Sí. Una del expediente. Algo por ahí. Mucho no puedo contar.

–Para saber si es parecida a Elena...

–Ella cree... ella estuvo mirando y conociendo a sus padres en la web. Meta googlear. Bueno, ya estoy hablando de más.

–¿Pudieron hablar con la familia de Héctor Baratti?

–Sí, la tía Adriana está feliz. En 2009 se identificó el cuerpo de Héctor Baratti, que fue tirado en un vuelo de la muerte. El mar lo trajo. Estaba junto con otra gente del PCML (Partido Comunista Marxista Leninista). Habían pasado por varios campos.

–Ana nació en la Comisaría 5ª. Hay un pedido para que en el lugar, en el que todavía funciona la comisaría, haya un espacio para la memoria. ¿Está de acuerdo?

–El tema me excede. Pero creo que la Argentina ha demostrado tener un pueblo muy dinámico y activo y estamos resolviendo problemas: los museos, los juicios, la identidad. Cosas que España, Alemania y Francia con Argelia no hacen.

–Usted declaró en muchos juicios y siempre denunció la participación de la Iglesia en este caso, en el que hubo varios actores de la institución involucrados.

–Totalmente. Desde (el capellán Christian) Von Wernich, que está con perpetua pero sigue dando misa, hasta Jorge Bergoglio. Un general de los jesuitas le dijo a Bergoglio que, como provincial, atienda a mi padre, Roberto de la Cuadra. Eso no es cualquier cosa. El lo derivó y el último contacto fue en Inteligencia. Porque Bergoglio le pide a (el obispo Mario) Picchi que se ocupe del caso de mi hermano (Roberto José, secuestrado en septiembre de 1976), mi hermana Elena y la nena. Picchi termina contactando al coronel Enrique Rospide, de Inteligencia, que le dice “esa nena fue dada, está con un buen matrimonio, que la va a criar bien”. ¿Cómo sabía Bergoglio que si lo derivaba a Picchi el paso próximo era un contacto de Inteligencia? Está significando los enlaces de Inteligencia con la Iglesia y con la apropiación de menores y con el Movimiento Familiar Cristiano (una organización involucrada en otros casos de apropiaciones).

–¿Hubo intervención de ese movimiento en este caso?

–No sé. Todavía hay mucho por trabajar.

–¿Cree que puede haber ahora un cambio de actitud que ayude con información en otros casos de apropiación de niños durante la dictadura?

–Primero hay que aclarar mucho de Ana concretamente. Pero no pido que contribuyan, exijo que ellos respeten la ley, bajen cuatro escalones del pedestal donde están y, como cualquier ciudadano argentino, respondan cuando un tribunal pide documentación. ¿Por qué tienen coronita? Y les pagamos el sueldo. Yo no pido, la exigencia está.

–Su mamá, Alicia Zubasnabar de De la Cuadra, fue una de las fundadoras de Abuelas y fue muy recordada en estos días. ¿Ustedes también lo sintieron?

–Las compañeras, las Madres... ¡cómo están! La situación de la aparición de Ana Libertad hizo que muchas compañeras de ella la recordaran. Yo miro a mi hermana y a mi cuñada y a mis compañeros y tengo sentimientos por otros con los que compartí todo. Y mis hijos... ellos tienen más horizonte.

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