viernes, 17 de abril de 2015

Es el segundo juicio por delitos de lesa humanidad en la provincia “Cuando lo agarre a tu hermano, a ese hijo de puta lo voy a matar”

Le dijo un militar a Pedro Sandoval, militante de la Juventud Peronista. Fue durante el allanamiento a la casa familiar. Así lo relató el testigo durante la nueva audiencia del juicio por “Casa Departamental”, el centro clandestino que funcionó dentro del edificio de Tribunales de San Rafael, en el sur de Mendoza. Hay 26 imputados por los crímenes cometidos contra 72 personas.

Sandoval recordó el operativo en el que secuestraron a su hermano.
Fotos: Sergio Goya.

Por Juan Manuel Mannarino, desde San Rafael (Mendoza)

"Cuando lo agarre a tu hermano, a ese hijo de puta lo voy a matar", le susurró al oído el mayor Suárez a Pedro Luis Sandoval, militante de la Juventud Peronista. Fue mientras comandaba el operativo que allanó la casa familiar donde vivía con sus padres y varios hermanos. Los militares buscaban a su hermano Pascual, que fue secuestrado poco después, cuando tenía 23 años. Sandoval, que se quebró varias veces, fue el primer testigo de la audiencia de hoy en el juicio que se lleva adelante en las instalaciones de la Universidad Tecnológica Nacional de San Rafael, Mendoza. Allí se juzga a 26 imputados en la megacausa sobre el centro clandestino que funcionó en la sede de los Tribunales sanrafaelinos, que se conoció como “Casa Departamental”.

El allanamiento fue una noche después del golpe de Estado. Unos hombres entraron por la fuerza y levantaron a los padres de los hermanos Sandoval. “Estaban todos vestidos de militares, había un señor con una máquina de escribir. Nos apuntaban con armas y nos decían que no levantáramos la vista. Éramos cuatro hermanos que vivíamos en la casa. Ellos preguntaron por mi hermano Pascual. Se llevaron a mi hermano Rafael, mi hermano más chico, para que les marcara la casa de Pascual. No encontraron nada, me hacían preguntas nos preguntaron si teníamos armas", recordó Pedro, que había participado de la formación de uniones vecinales para abastecer de agua potable a las zonas alejadas de la ciudad de San Rafael.

El testigo, que habló sin dejar de mirar a la jueza Fátima Ruiz, se quebró varias veces. Luego dijo que reconoció al mayor Suárez, ya fallecido. A los dos días, un tío les comunicó que habían detenido a su hermano Pascual, en Colonia Helena, una finca a las afueras de San Rafael. Allí Pascual trabajaba en la cosecha. Lo ataron con alambres de fardo y lo subieron a una camioneta en la hora de la siesta.

"Estaba prohibido hablar de lo que había pasado. Mi papá lo hablaba mucho. Sé que él con mi mamá se movieron por todos lados, y pudieron identificar que estaba en ‘La Departamental’. Le llevaban comida. Fueron tres, cuatro días. Dijeron que le habían dado la libertad, pero nunca llegó a casa. Le trucharon la firma. Cuando lo dejaron salir, lo desaparecieron completamente", dijo mientras el Tribunal exhibió la orden de liberación que figura en el libro de guardias de “La Departamental".

No hay comentarios:

Publicar un comentario