martes, 28 de abril de 2015

Se caen juntos varios mitos: Gurúes, say no more!

Existen frases simples y con gancho en materia económica que venimos escuchando desde hace años y que, aún siendo mentira, se siguen repitiendo.

Por Alejandro Robba

Existen frases simples y con gancho en materia económica que venimos escuchando desde hace años y que, aún siendo mentira, se siguen repitiendo. ¿Por qué? Porque no importa su veracidad sino que su objetivo es beneficiar a quienes tienen el poder para que se instalen y se multipliquen: los medios concentrados de comunicación y sus auspiciantes, las viejas y conocidas "empresas a las que les interesa el país".

Entre las expresiones más conocidas se encuentran: "El dólar está atrasado", "estamos aislados del mundo", "el actual es un veranito económico", "no existe seguridad jurídica", y los voceros han sido siempre los mismos: lobbistas en ropaje de analista económico.

En columnas previas analizamos los intereses en juego de quienes pontifican sobre el retraso cambiario y alientan la devaluación; en estas líneas puntualizaremos sobre otras dos zonceras económicas: aislamiento externo y veranito económico.

Hagamos un poco de historia. "El mejor escenario esperado es que el dólar cueste 5 pesos y la inflación supere el 175%, el peor es dólar a 20 pesos e inflación del 1100%" (abril de 2002, Miguel Ángel Broda). "Sólo quedará uno de cada tres bancos" (abril de 2002, Ricardo López Murphy). "Los números del año que viene (2003) van a demostrar que la economía siguió cayendo" (agosto de 2002, Daniel Artana). "El término crecimiento económico o reactivación le queda grande a este veranito" (octubre de 2002, Carlos Melconian). "Yo insisto en que hay algunas concepciones analíticas en el presidente Kirchner y en su ministro de Economía Lavagna que son un obstáculo para lograr una recuperación sistémica y fuerte de la inversión privada" (octubre de 2003, Miguel Ángel Broda). Y en otra parte del reportaje, el mismo Broda decía: "La macroeconomía populista intenta impulsar una distribución del ingreso, pero fracasa. Salvador Allende en Chile y Alan García en Perú lo consiguieron transitoriamente por un año, luego el PIB se estabilizó y en el tercer año estalló. Intentar hacer eso es una mala receta."

Con las diferencias de tiempo e instrumentos aplicados en los dos países vecinos nombrados por el gurú Broda, lo que se viene aplicando desde 2003, es una macroeconomía "popular" que alienta la distribución de ingresos a partir de la expansión de la demanda doméstica y donde la inversión se financia en parte en pesos y en parte en dólares (exportaciones).

Como ya sabemos, los resultados no fueron los pronosticados por los economistas nombrados y, sin embargo, siguen siendo los expertos más citados o convocados por diarios, revistas, radios y TV. No importa si aciertan, importa que hablen y llenen de incertidumbre al desprevenido que los escucha y escucha sin parar, sin saber que su incertidumbre es el caldo donde se cocina la certidumbre de rentabilidad de las grandes empresas, que pagan los salarios de los consultores "independientes".

En este sentido, de los mismos autores del veranito económico de 2003 se estrena por estos días el veranito económico de Kicillof, que tendría como epílogo –igual que en 2003, ja!– el supuesto descalabro que deberá arreglar el próximo gobierno. Lo cierto es que la economía en los últimos meses dejó el estancamiento y se observa un repunte basado en la recuperación del consumo interno, ya que los servicios y los sectores de la economía real –salvo la construcción– todavía no sienten el impacto del mayor consumo interno, porque ahora se venden los stocks acumulados en los meses anteriores. Terminado este lapso, se encenderán los motores de una mayor producción de bienes.

Esta recuperación está tan lejos de ser un veranito como de tener un impulso similar al de 2003, será una salida moderada y persistirá si los salarios post paritarias le ganan a una inflación en declive. Si este fuera el escenario, en unos meses podríamos estar viendo el crecimiento de los servicios y de muchos de los sectores productivos que todavía siguen sin recuperar los niveles de actividad de meses anteriores.

Este contexto económicamente amigable, se proyecta cercano a las elecciones PASO nacionales y eso es lo que desespera a los editorialistas de Clarín, La Nación y Perfil que estimularon malos presagios –a través de los analistas "independientes" citados– para esmerilar las posibilidades electorales de los candidatos del FPV. La imagen positiva de la presidenta del orden del 46-52% actual, podría seguir creciendo en un escenario económico de mayor recuperación y en las redacciones opositoras, Tristeza não tem fim, felicidade sim.

Lo cierto es que si desde fines de 2013 se viene preanunciando un cataclismo económico y no sucede, una de dos, o no era cierto o lo solucionó el gobierno. Ambas opciones dejan colgado del pincel a los que las difundieron. Pero como el problema de la economía argentina sigue siendo externo y una probable recuperación necesita de financiamiento en dólares para desplegarse, el gobierno encara políticas pragmáticas y heterodoxas para obtener las divisas necesarias para crecer y, al mismo tiempo, conservar la pax cambiaria recuperada en octubre del año pasado.
Respecto al aislamiento externo y su correlato en la supuesta falta de inversiones, en tan solo una semana el país logró inversiones por U$S 2900 millones para fortalecer las reservas internacionales. El éxito de la colocación del Bonar 24 y la ampliación de emisión de deuda de YPF por U$S 1500 millones dejaron en claro que los inversores apuestan a la solidez de la economía argentina y hacen oídos sordos al relato buitre. Esta semana, el BCRA contabilizó una suba del 4% de las reservas internacionales en un solo día, alcanzando los U$S 32.675, el nivel más alto desde el 11 de noviembre de 2013. Con este ingreso, Argentina, sólo con dos emisiones de bonos –una propia y otra de YPF– consiguió casi la mitad de los dólares que necesita para pagar el vencimiento de deuda más importante del año, el Boden 2015, por U$S 6000 millones. Así se despeja el horizonte financiero, porque ya nadie puede seguir pronosticando –como lo hicieron hasta hace 20 minutos– que el país no cuenta con las divisas necesarias para cerrar los vencimientos del año y todo hecho sin arrodillarse ante los fondos buitre, las calificadoras de riesgo o el FMI.

El domingo pasado en un programa de cable, el ex presidente del BCRA de Duhalde, Aldo Pignanelli, asiduo defenestrador del equipo económico, me gritaba al aire que "a Kicillof no le presta plata ni la mujer", aunque parece que "el mercado" sí le presta. Y acá aparece otra zoncera, la que habla de la seguridad jurídica. Para los lobbistas del mercado, un equipo económico independiente de los intereses de bancos y empresas, no genera confianza inversora y los inhabilita para obtener dinero fresco y menos en dólares. Pero la realidad marca que los inversores buscan rentabilidad y analizan la solvencia del país por sus variables macroeconómicas y su posibilidad y voluntad de honrar las deudas, no estando en su hoja de ruta conocer si el ministro o el presidente del BCRA usan corbatas de Armani, almuerzan regularmente en embajadas extranjeras o sus esposas les prestan dinero.

Ahora que se terminó la mentira del aislamiento financiero, algo hay que inventar y acusan al gobierno de pagar altas tasas y de terminar con el proceso de desendeudamiento. Sin embargo, una tasa menor al 9% es más que razonable para un país que tiene un litigio abierto en la justicia de la mayor economía del mundo. De haberlo cerrado como pretendían Macri y muchos de los economistas neoliberales, seguramente hoy pagaríamos la mitad de tasa, pero al costo de haber hipotecado el país para los años venideros, país que ellos aspiran a gobernar.
Respecto a la falacia de estar desandando el camino del desendeudamiento, se cae de maduro que si tomás deuda por menos de la mitad de los vencimientos del año, por una simple resta aritmética se comprueba que el stock de deuda baja. Aun cuando pudiera haber alguna otra colocación en el año de Bonar 24 –el gobierno salió por U$S 500 millones y le ofrecieron U$S 1900 millones–, la relación deuda externa/PBI es tan baja que no tendría ninguna consecuencia negativa en términos de sustentabilidad de largo plazo.

Una más de los analistas independientes. El 12 de febrero de este año, Macri tomó U$S 500 millones a un costo mayor, la tasa fue la misma que la del Bonar 24, pero además les pagó comisiones al HSBC, JP Morgan y Merrill Lynch. El periodista gauchito de Clarín describe la operación como normal, toma los dichos de los funcionarios macristas, le pega al gobierno nacional y menciona al pasar que la tasa es alta. El mismo periodista ahora dice que Argentina paga "tasas africanas" y que comenzó un "festival de bonos". Doble vara mal.

Para el final, que hable un verdadero experto, el licenciado Carlos Alberto García Moreno. Buenas tardes. "Estás harto de ver los diarios, estás harto de los horarios..." "No te dejes desanimar, no te dejes matar, quedan tantas mañanas por andar." Gurúes: say no more.

iNFO|news

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