viernes, 29 de mayo de 2015

A TREINTA AÑOS DE LA TRAGEDIA DE HEYSEL, HABLA UN SOBREVIVIENTE El día en que el fútbol perdió 39 a cero

Por Emmanuel Barranguet
Treinta años después, a Luciano Barelli (65 años) todavía le “tiembla la voz” cuando habla de Heysel, donde a punto estuvo de morir como un “imbécil”. Aquello sucedió en el estadio de Heysel, en los suburbios de Bruselas, el 29 de mayo de 1985.
“¡Heysel era uno de los peores estadios del mundo! Las gradas en las esquinas eran simples zonas encementadas en el suelo. Tuvimos problemas, junto a mis cuatro amigos, para llegar a la esquina maldita, donde estábamos con esos energúmenos. Había unos pocos ‘tifosi’ y en el medio una simple reja, ésa era la única separación con los aficionados del Liverpool...”
El equipo inglés y la Juventus dirimían la Copa de Europa de aquel año. “En un momento dado, estos animales comenzaron a gritar, a amenazar y de repente cargaron y rompieron la reja. Si hubiera habido barras de la Juve, se hubieran enfrentado entre ellos, pero nosotros, ¡nosotros huimos! Pasamos por arriba, nos la arreglamos para saltar el muro, habría como dos o tres metros de altura. Pero los que escaparon por un lado, ésos llegaron al muro que luego se derrumbó y se quedaron atrapados.”
La tragedia ocurrió antes del inicio del encuentro. “Tuvimos miedo de inmediato, tiraban bloques de cemento que arrancaban del suelo, ¡incluso extintores! Estaban listos para causar los peores destrozos y sus caras lo reflejaban, esas caras feas, feas, feas”, relata el sobreviviente. “Sin poder respirar más, aplastado por la gente, me decía a mí mismo: ‘Pirla (imbécil, en milanés) de milanista (hincha del Milan), ¡vas a morir por la Juve!’, entonces me apoyé en otros dos, recuperé el aliento y pude escaparme. Y terminó tan rápido como empezó.”
Treinta y nueve hinchas de la Juventus no lograron escapar. “La imagen que me quedó grabada es el campo de batalla en la tribuna, los zapatos y la ropa tirada, las botellas rotas... como en un terremoto. Y después, las carpas montadas en la entrada principal del estadio con los muertos. Ahí, comprendí la magnitud del desastre. Todavía hoy me tiembla la voz cuando hablo de esta historia, me invaden la rabia y el miedo, casi muero allí.”
Después de muchos cabildeos, el partido se disputó pese a la magnitud del drama. La Juventus se quedó con la Copa de Europa gracias a un gol de penal de Michel Platini, entonces ídolo del conjunto de Turín, hoy presidente de la UEFA.
“Fue un escándalo absoluto que se jugara ese partido. Los que estaban allí no tenían una visión adecuada de la situación, pero los dirigentes, los equipos, el estadio, la UEFA, ellos lo sabían muy bien. La razón era que podría haber habido un mayor riesgo de desastre fuera, puede ser cierto, pero cuando hay 39 muertos, ¿cómo se puede jugar? Comprendo, pero no estoy de acuerdo. Y luego se decidió por un penal que ni existió, como si Dios quisiera que ganara la Juventus, como siempre.”
La tragedia de Heysel y después la de Hillsborough, en 1989, forzaron al fútbol inglés a modernizarse y a extirpar al “hooliganismo” feroz que lo envenenaba. “Al menos, esto sirvió para calmar a estos hooligans. Margaret Thatcher los envió a la cárcel, los ingleses fueron expulsados de los torneos europeos durante cinco años. Nos mataron, pero aquí en Italia no hemos aprendido nada, en Inglaterra, a partir de ese momento, cambiaron.”

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