miércoles, 27 de mayo de 2015

H.I.J.O.S.: escrache a Massot y Blaquier

La agrupación de Derechos Humanos repudió a los empresarios por su complicidad con la última dictadura militar. "Si no hay Justicia, hay escrache". 
Por H.I.J.O.S. 
En estos 20 años de lucha desafiando lo imposible, estamos acá, las compañeras y compañeros de la Red Nacional de H.I.J.O.S. para denunciar una vez más a los empresarios socios de Videla, Agosti, Massera y todos los asesinos de las Fuerzas Armadas que masacraron a nuestra Patria. ¡Hoy vamos a escrachar a la corporación empresarial del genocidio, que hoy tiene impunidad judicial!
El golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 tuvo un plan económico, político, social y cultural que intentaron imponer los genocidas de fusiles y centros clandestinos, instalados incluso dentro de algunas de esas empresas. De la mano de los verdugos armados, estaban también los empresarios vendepatria.
Por eso, decimos que fue una dictadura cívico-militar, porque la corporación económica estuvo integrada por empresarios, esos que aplaudieron cada una de las medidas del siniestro ministro de Economía José Martínez de Hoz.
La persecución a los trabajadores organizados, la confección de listas, las puertas de las fábricas abiertas para las Fuerzas Armadas, la instalación del miedo y el terror en los espacios de trabajo, conformaron la manera cotidiana y sistemática de ejercer el horror en los espacios laborales. El "no te metás" pasó a ser política de empresa, mientras que la desaparición forzada y masiva de personas era la política del Estado terrorista.
Ese golpe genocida fue una acción conjunta entre las Fuerzas Armadas, la cúpula de la Iglesia, los empresarios antipatria, la corporación judicial y la embajada de Estados Unidos. No fueron sólo tres militares que conformaron una Junta: fueron ellos con los que bombardearon la Plaza de Mayo hace 70 años, los que reprimieron al Cordobazo, los que fusilaron en José León Suárez, los genocidas de la Triple A.
El plan económico de los genocidas para esa Argentina de la década del ´70, era el hambre, la exclusión, la desorganización del pueblo, el individualismo, la fuga de capitales, el vaciamiento del país, la dependencia. Querían dejar para todas las generaciones futuras una Patria débil, pobre, vulnerable y arrastrada.
Todo trabajador organizado pasó a ser considerado un enemigo del plan económico del genocidio. Toda lucha obrera fue perseguida y, cuando se pudo, aniquilada. Los grupos económicos fueron mucho más que los beneficiarios del terrorismo de Estado: fueron la dictadura misma, por eso decimos que fue cívico-militar. Esos empresarios vendepatria fueron civiles del terror, los explotadores de los trabajadores, los que llenaron sus cuentas bancarias en el exterior, los que pusieron sus fábricas al servicio del genocidio. Fueron mucho más que un camión de Ledesma o un quincho de Ford: fueron una corporación que participó sistemáticamente en delitos de lesa humanidad. La deshumanización de los trabajadores fue el método principal de su enriquecimiento millonario.
Esos culpables siguen caminando por las calles, porque hay una corporación judicial que les sigue garantizando impunidad. Por eso hoy vamos a escrachar a los genocidas civiles Vicente Massot, director del diario La Nueva Provincia, y Carlos Pedro Tadeo Blaquier, ex presidente de la empresa Ledesma. Ambos fueron partícipes de los delitos de lesa humanidad cometidos por la última dictadura cívico-militar.
Esa fue la corporación empresarial, sistemáticamente bendecida por la eclesiástica, defendida por la militar y favorecida por la judicial. Los grupos económicos siempre fueron los empobrecedores del pueblo, fueron el brazo empresario del terrorismo de Estado que masacró a nuestro pueblo.
Ante la impunidad impartida y garantizada por el Poder Judicial, ante la negativa sistemática de esa corporación por aceptar el proceso histórico de Memoria, Verdad y Justicia de nuestra Patria, ¡vamos todos a escrachar a la corporación empresarial genocida!
En estos 20 años de lucha, desde la Red Nacional de H.I.J.O.S. fuimos a las casas de muchos genocidas, a las puertas de muchas empresas, Tribunales, Iglesias, a todos los lugares en los que se representó a la impunidad para los asesinos de nuestro pueblo. Hoy vinimos a las casas de Massot y Blaquier, porque los genocidas de uniforme están siendo juzgados y condenados, pero hasta ahora siguen impunes los de corbata.
El genocida civil Vicente Massot es el actual director de La Nueva Provincia. Está acusado de ser co-autor de los delitos de homicidio de los compañeros Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola, obreros gráficos y delegados, secuestrados el 30 de junio y hallados asesinados el 4 de julio de 1976. También está señalado por haber efectuado “aportes esenciales”, que “consistieron en el ocultamiento deliberado de la verdad”, en los secuestros, torturas y homicidios de 35 compañeros. Además, estaban acusados Diana Julio de Massot, Federico Massot y Mario Gabrielli, ex secretario de redacción, pero murieron impunes.
La Nueva Provincia fue uno de los órganos de propaganda del terrorismo de Estado de la última dictadura cívico-militar. Esto fue denunciado como parte de la acción psicológica para instalar y difundir el terror. Sistemáticamente, puso sus páginas al servicio del genocidio. Sin ir más lejos, el jefe del V Cuerpo del Ejército, Adel Vilas, durante una declaración indagatoria definió al diario La Nueva Provincia como un “valioso auxiliar de la conducción” de la represión ilegal.
Queremos denunciar y también escrachar hoy a quienes garantizan la impunidad judicial de Massot: esos funcionarios de la corporación judicial son el juez Santiago Ulpiano Martínez, del Juzgado Nº 1 de Bahía Blanca, quien rechazó sistemáticamente todos los pedidos de la fiscalía para avanzar con el Juicio y Castigo para esos genocidas civiles. Tras las apelaciones, el juez Álvaro Coleffi, dio lugar al pedido de indagatoria de Vicente Massot, pero duró poco: en diciembre de 2014 fue apartado de la causa por los camaristas Néstor Montezanti y Pablo Candisano. Así, la causa quedó en manos de Claudio Pontet, quien dictó la falta de mérito para Vicente Massot.
Los únicos avances del Poder Judicial en materia de Juicio y Castigo para el genocida civil Massot fueron ordenados por el juez Álvaro Coleffi, quien lo llamó dos veces a declaración indagatoria: el 24 de abril y el 20 de noviembre del 2014. Tras ser apartado de la causa, Coleffi fue cesanteado este año, por un fallo de la Cámara Federal de Bahía Blanca, firmado por los camaristas Pablo Candisano Mera y Néstor Montezanti, quien fue personal civil de inteligencia dentro de la UNS (Universidad del Sur), durante la última dictadura. Recientemente, se aprobó el inicio del juicio académico para sacarlo de la UNS, donde sigue dando clases.
En la actualidad, La Nueva Provincia sigue demostrando a diario su rechazo a la democracia con sus notas editoriales.
Hoy vinimos a escracharlo, para que sepa que la condena social no olvida ni perdona y exige ¡Juicio y Castigo ya para Vicente Massot! Porque el escrache siempre fue nuestra herramienta política para poner en evidencia a los asesinos escondidos en sus barrios, a los verdugos agazapados en sus casas, a los vendepatria ocultos en sus empresas. ¡Piedra libre para Massot en Recoleta! ¡Que el barrio sepa quién es y qué hizo! Acá, en Av. Callao 1293 6º K, vive un empresario genocida: se llama Vicente Gonzalo Massot.
Compañeras y compañeros, ahora vamos a seguir nuestro escrache hacia la casa de otro empresario de la dictadura, porque el escrache es nuestra respuesta ante la impunidad, nuestra herramienta de lucha ante la defensa corporativa de algunos funcionarios del Poder Judicial, el escrache es nuestra forma de fortalecer la condena social y la memoria. Al escrachar las casas de los genocidas, buscamos construir condena social en el barrio: Massot y Blaquier no son un vecino más, son asesinos del pueblo.
Estamos acá, porque hoy vinimos también a escrachar al genocida civil Carlos Pedro Tadeo Blaquier, quien fuera presidente de Ledesma durante la última dictadura cívico-militar. Está acusado de ser cómplice primario de los secuestros de 29 compañeras y compañeros. Además se investiga a Alberto Enrique Lemos, quien fuera el administrador de su empresa.
La empresa Ledesma actuó conjuntamente con la Gendarmería Nacional en la persecución de los trabajadores, disponiendo sus vehículos para los operativos represivos en Libertador General San Martín y Calilegua, Departamento de Ledesma, en los hechos conocidos como “La Noche del Apagón” y los secuestros del 24 de marzo de 1976 y los días subsiguientes. Esta escalada represiva había iniciado con los secuestros a estudiantes jujeños de las universidades de Tucumán. Pero el terror había comenzado aún antes: desde 1975, a pedido de la empresa, el Ministerio de Trabajo intervino el sindicato y su obra social, y casi todos sus dirigentes fueron encarcelados.
En la provincia de Jujuy, la Gendarmería Nacional y Ledesma actuaban en conjunto: fue la propia defensa de Pedro Tadeo Blaquier y Alberto Enrique Lemos la que sostuvo que desde 1966 la empresa ponía a disposición las camionetas para la Seccional Ledesma de Gendarmería Nacional. A su vez, lo sostiene el convenio firmado entre Blaquier y el genocida Antonio Domingo Bussi, que como Director Nacional de Gendarmería recibió recursos y bienes a cambio de la protección de las instalaciones de Ledesma.
Frente a la casa de Blaquier, denunciamos a los responsables de su impunidad judicial: son los camaristas Juan Carlos Gemignani, Gustavo Hornos y Eduardo Riggi, de la Sala IV de la Cámara de Casación Penal, quienes dictaron la falta de mérito a Blaquier y Lemos por todos los casos. El juez Fernando Poviña todavía no lo llamó a indagatoria por los casos de los sindicalistas desaparecidos. En estos procesos judiciales, desde H.I.J.O.S. intervenimos como parte querellante, porque exigimos que los genocidas civiles se sienten en el banquillo y respondan por los crímenes que cometieron contra el pueblo.
Hasta ahora, la empresa Ledesma no ha cesado en su metodología de persecución a militantes sociales, gremiales y políticos, ni en su desprecio por la vida: el desperdicio de la caña de azúcar genera contaminación. En el año 2012 se realizaron allanamientos a la empresa y se constató el espionaje ilegal sobre quienes participaron en la marcha por La Noche del Apagón en el 2005. En un informe de 300 páginas, se señala la “lista final de organizaciones y dirigentes que participaron”, entre ellos integrantes de H.I.J.O.S. y otros organismos de derechos humanos.
Hoy vinimos a escrachar a Blaquier, para que sepa que la condena social no olvida ni perdona y exige ¡Juicio y Castigo ya! ¡Basta de impunidad judicial!
Blaquier: ¡te llegó el escrache en tu casa! Estamos acá para que la condena social te persiga, incluso cuando estés preso, donde tenés que estar, porque vamos a seguir militando para que no quede ni un genocida en las calles.
En estos 20 años de lucha, desde la Red Nacional de H.I.J.O.S. fuimos a las casas de muchos genocidas, a las puertas de muchas empresas, Tribunales, Iglesias, a todos los lugares en los que se presentaba la impunidad para los asesinos de nuestro pueblo. Hoy vinimos a las casas de Massot y Blaquier, porque los genocidas de uniforme están siendo juzgados y condenados, pero hasta ahora siguen impunes los de las empresas. Tenemos más de 500 genocidas que han sido juzgados y condenados en todo el país, y tenemos mil genocidas que están siendo investigados, pero es imprescindible que la impunidad judicial se termine para los civiles vendepatria.
Desde hace 20 años, luchamos por el Juicio y Castigo para todos los genocidas: para absolutamente todos. Empezamos con el grito que afirma que si no hay justicia hay escrache y lo continuamos hasta hoy. Con este escrache reafirmamos que somos un pueblo que elige la Memoria, la Verdad y la Justicia y que no tolera la impunidad. Por eso, porque la justicia no está solamente dentro de los Tribunales, porque los barrios también pueden repudiar a los verdugos y porque Massot y Blaquier no tienen que estar en otro lugar más que la cárcel común, ¡hoy venimos a escrachar!
¡Blaquier: acá estamos los hijos e hijas de los 30.000! ¡Acá estamos quienes abrazamos el pañuelo blanco de las Madres y las Abuelas! ¡Acá estamos quienes queremos una patria sin genocidas en las calles! ¡Acá está el pueblo que te condena! ¡Acá estamos, frente a tu casa, para escracharte, para denunciar que te manchaste con sangre! ¡Acá está la Red Nacional de H.I.J.O.S. para decirte que a donde vayas te iremos a buscar, hasta que estés condenado y preso! ¡Acá, desde la calle, los H.I.J.O.S. te condenamos a la memoria perpetua!
¡SI NO HAY JUSTICIA PARA LOS GENOCIDAS CIVILES, HAY ESCRACHE!
JUICIO Y CASTIGO PARA TODOS LOS GENOCIDAS
RESTITUCIÓN DE LA IDENTIDAD DE NUESTROS HERMANOS APROPIADOS
30.000 COMPAÑEROS DETENIDOS-DESAPARECIDOS: ¡PRESENTES, AHORA Y SIEMPRE!
H.I.J.O.S. RED NACIONAL
Bahía Blanca, CABA, Chaco, Córdoba, Escobar-Zárate-Campana, Formosa, Jujuy, La Matanza, La Plata, Paraná, Necochea, Río Cuarto, Rosario, Salta, San Juan, San Rafael y Santa Fe

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