miércoles, 29 de julio de 2015

Daniel Scioli y el Movimiento Evita

El acto fue ayer, un día después de que se cumplieran 63 años del fallecimiento de Eva Perón. El lugar, IMPA, un emblema de la lucha, con Eduardo Murúa, el vasco cabeza dura que se puso al frente de esa fábrica recuperada hace 17 años. En el centro del escenario, Emilio Pérsico y de Daniel Scioli. Lo más gráfico de lo dicho por Pérsico tras repasar la agenda de las necesidades populares fue que no quiere la asignación universal por hijo. Aclaró, por supuesto, que eso podía ser tergiversado y que los planes sociales de los noventa eran clientelares, mientras las políticas de inclusión de los gobiernos kirchneristas son universales. Pérsico, una de las tres cabezas visibles del Evita, insistió que quiere un salario digno para cada trabajador. Scioli prestaba atención, estoico, sabiendo que salía de allí, de ese mediodía soleado del porteño barrio de Almagro y lo esperaba un raid de actos. Sin embargo, se mantuvo imperturbable hasta que tomó la palabra. Agradeció no solo a Pérsico, sino a Jorge Taiana, por ser la cabeza de lista para el Parlasur, y a Fernando "el Chino" Navarro, jefe del bloque de diputados bonaerenses del FPV, y también a Gabriel Mariotto, su vicegobernador, con quien consolidó el vínculo, "tras idas y vueltas".
Para estar a tono con el auditorio, Scioli enfatizó que en la provincia de Buenos Aires hay 200 empresas recuperadas y que nunca bajó persianas sino que las levantó. El candidato tomó el compromiso de crear el Ministerio de la Economía Popular que, más allá del organigrama de gobierno, resulta un claro guiño al Evita, que instaló la idea cuando el año pasado lanzaba la precandidatura de Taiana en un masivo acto en el estadio de Ferro. Hay que decirlo: en un país donde creció el consumo de los sectores populares y de las clases medias también creció el número de bocas de las cadenas de supermercados y, sin embargo, salvo el Mercado Central, casi no hubo políticas públicas para la distribución y venta de alimentos por canales alternativos al sector privado concentrado. Las ferias municipales y los mercados populares –impulsados por los movimientos sociales- podrían ser herramientas para la comercialización de artículos de primera necesidad en caso de que Scioli llegara a la Casa Rosada y diera un verdadero impulso a una cartera destinada a la economía social.
El Movimiento Evita tiene una larga experiencia en esta materia porque, dentro del espectro del peronismo popular, es el que más arraigo territorial tiene. Y no se debió a haber sido beneficiado por el gobierno. El Evita defiende y acompaña a Cristina pero lo hace con un grado de autonomía mayor que el de otras agrupaciones kirchneristas. Con Scioli, Pérsico y Navarro siempre tuvieron buenos lazos y ese grado de autonomía del gobierno les permite, tanto al gobernador como a los dirigentes del Evita, establecer un vínculo que no esté tamizado por muchas internas de Palacio. Tanto Pérsico como Scioli se prodigaron elogios sin dejar de señalar que tienen procedencias distintas.
Pero hay un factor que potencia el vínculo más allá de los piropos propios de los tiempos electorales: la agenda del Papa Francisco. Scioli se apropió de las Tres T (Techo, Tierra y Trabajo), una consigna que desde el Vaticano suena con alguna música elaborada desde el Evita y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), uno de cuyos inspiradores es el joven abogado y militante Juan Grabois, de mucha cercanía al Papa. Una anécdota muestra el bajo perfil de Grabois: cuando en marzo de 2013 lo investían Papa, Jorge Bergoglio lo invitó al Vaticano, pero Grabois prefirió que ese viaje lo hiciera Sergio Sánchez, referente de los trabajadores cartoneros. Pérsico y Grabois publicaron el año pasado cuatro cuadernillos sobre Organización y Economía Popular. Ambos son protagonistas de la ambiciosa convocatoria del Papa y de Evo Morales de los encuentros de los movimientos sociales de todo el mundo y que tuvo una escala multitudinaria en las visitas realizadas por Francisco a Ecuador, Bolivia y Paraguay.
Es cierto que, más allá del contexto mundial y del empuje del Papa, lo de ayer en IMPA debe entenderse al fragor de la campaña y que Scioli, como candidato del FPV, aprovecha cada oportunidad para consolidar vínculos con sectores de muy distinta procedencia. Por caso, así como ayer se congració con Taiana, que era uno de los precandidatos presidenciales del FPV, lo hizo también con Agustín Rossi una semana atrás. Unos días antes de compartir un acto en el Centro Armenio del barrio de Palermo, Scioli llamó a Rossi para que armara una actividad donde estuvieran referentes de la Corriente Nacional de la Militancia, que lidera el actual ministro de Defensa. Así fue que Scioli estuvo precedido por exposiciones de Mercedes Marcó del Pont, Daniel Filmus y Guillermo Carmona entre otros y que luego el propio Rossi hiciera un reconocimiento de Scioli como el mejor candidato que tiene el FPV. Está claro que esa calificación, en boca de alguien que también aspiraba a la Casa Rosada tiene el sentido de sumarse a la campaña de Scioli. Y este tiene previsto ir a Entre Ríos a compartir escenario con Sergio Urribarri, otro de los precandidatos. Queda, por supuesto, Florencio Randazzo, y fue la esposa de Scioli, Karina Rabolini, quien dijo que espera verlo a Randazzo en el gabinete de su marido.
Es probable que la decisión de armar una fórmula con Carlos Zannini, hombre de estrecha confianza de Cristina, haya sido una bisagra y que quizá muchas de las diferencias existentes entre el kirchnerismo y el sciolismo hubieran conspirado en medio de la campaña. Hace un mes muchos se sorprendían porque decían que Scioli forzaba su vocación por los derechos humanos, las políticas de promoción social así como en poner énfasis en el valor del Estado como motor de la economía. Sin perjuicio de las diferencias entre Scioli y Cristina, fueron 12 años donde Scioli no sacó los pies del plato y fue parte activa del FPV. Y aunque suele mostrarse medido y poco confrontativo, con el saco de candidato, ayer en IMPA, dijo que los bancos privados iban a tener que poner las barbas en remojo para fondear el doble de viviendas del plan Pro.Cre.Ar. Una advertencia a un sector muy poderoso y con un tono poco habitual en él. Quizá se trate de un adelanto del plan de gobierno que más temprano que tarde deba mostrarle al electorado.
De momento, la campaña se mide más por los gestos que por las propuestas. No llegó la hora de las precisiones. El vértigo de las PASO concentra el interés en saber cuál es la capacidad electoral real de los precandidatos en danza. La gran sorpresa, en todo caso, fue la decisión de Mauricio Macri de involucrarse con esta mirada, o al menos de cambiar de estrategia: ahora el candidato del PRO relativiza el cambio y pretende reafirmar cierta continuidad. Sin duda es un giro inesperado y si lo hizo es porque cree que con ese mensaje puede sumar votos. Y si Macri cree que con el Estado empresario y la promoción de los derechos sociales se suman votos es porque se lo dicen sus asesores de marketing político. Una razón más para pensar que algunos cambios en la cultura política popular se consolidaron.
Faltan 12 días. Hay encuestas para todos los gustos. Las PASO no son decisivas, van a ser la gran encuesta. El lunes 10 de agosto se sabrá cuánto tiene el FPV, cuánto Cambiemos, cuánto el UNA de Sergio Massa y José Manuel De la Sota así como los otros frentes y partidos que se presentan. Se sabrá si hay tal grado de polarización como suelen presentar los encuestadores y buena parte de los analistas. Habrá más elementos para saber si se marcha al escenario del balotaje. Después de las PASO debería empezar la discusión sobre qué hacer, no solo con el dólar y el déficit fiscal, que no son temas menores, sino también qué piensan los candidatos sobre el Techo, la Tierra y el Trabajo. Esos son temas fundamentales.  «

No hay comentarios:

Publicar un comentario