domingo, 30 de agosto de 2015

La economía kirchnerista

Por Ruben Seijo *
Existe un consenso general respecto del concepto de Aldo Ferrer de caracterizar la historia económica argentina en tres etapas, con diferentes modelos productivos y de relación con el resto del mundo: Primario Agroexportador de 1880 a 1930, de Sustitución de Importaciones de 1945 a 1975, de Hegemonía Financiera desde 1976 en adelante.
El 25 de mayo de 2003 asumió la presidencia Néstor Kirchner. Desde el principio de su gestión hubo un cambio de paradigma: la economía debía estar subordinada a la política y no al revés. En los treinta años anteriores, con la honorable excepción de la corta etapa de Bernardo Grinspun en la Primavera alfonsinista, habían predominado visiones tecnocráticas y visiones del consenso en donde las autoridades impulsaban medidas escritas por los representantes de corporaciones.
Al comienzo de esta etapa el país estaba en default, con un 25 por ciento de desempleo, un 53 por ciento de pobres y 11 millones de indigentes. Este era el resultado de años de neoliberalismo, de destrucción de la industria nacional. Siete años después podemos decir que el conjunto de políticas comenzadas a aplicar desde 2003 implicaron un cambio en el modelo de desarrollo, dando fin al período de hegemonía financiera y sentando las bases de un período de características diferentes.
Si bien esto ha sido bastante debatido, se puede mostrar con claridad que los cambios actuaron sobre los principales condicionantes de la economía desde la dictadura y profundizados durante los ’90: la deuda y la vulnerabilidad externa han sido sostenes básicos de la valorización financiera.
Primero, la renegociación de la deuda con quita del 65 por ciento, el nivel más alto de quita en la historia de la economía mundial. Resultado: la deuda ha dejado de ser un condicionante central como en el período anterior, se ha vuelto mucho más manejable, algunos datos:
- En 2003 el total de la deuda bruta del sector público nacional representaba el 139 por ciento del PBI; a fines de 2009 cayó hasta el 49,1.
- En 2003, el 76 por ciento de la deuda estaba nominada en moneda extranjera; en la actualidad bajó a poco más del 50.
- La deuda tenía en 2003 una vida promedio de 6,9 años. Hoy, los plazos de pago son de casi el doble llegando a 12,7 años.
- En 2003 la deuda era un 722 por ciento mayor a las reservas; en la actualidad es apenas el 120 por ciento.
Segundo, la combinación de superávit comercial y superávit fiscal, nunca antes dada en la historia argentina, permitió acumular reservas y aumentó la autonomía de decisión y la independencia económica.
- La política de tipo de cambio administrado y competitivo permite aumentar exportaciones y sustituir importaciones, de ahí el superávit comercial y el crecimiento de la industria con su impacto positivo en el empleo.
- Las retenciones a las exportaciones de productos primarios permiten generar reservas y junto a la recuperación de la recaudación, generada por mejoras en el nivel de actividad dan lugar al superávit fiscal.
- Esta es la llave principal para darle continuidad al modelo de crecimiento con superávit gemelos.
Tercero, el crecimiento económico de más de un 70 por ciento desde el primer trimestre de 2003 a igual período de 2010, con importante participación de ahorro interno (27 por ciento del PBI en 2007), con alto protagonismo del crecimiento industrial y con generación de más de 4 millones de puestos de trabajo genuino. A modo de ejemplo:
- La industria metalúrgica, una de las que mayor impacto producen sobre el resto del entramado productivo, creció un 125 por ciento en el período.
- La industria automotriz y la de zapatos superaron en 2010 sus records históricos.
- El sector indumentaria también habría conseguido record histórico. Solamente en los primeros nueves meses, la actividad aumentó en un 18,9 por ciento con respecto al 2009.
Hoy la industria crece por encima del promedio de la actividad económica, esto está diciendo que vuelve a ser el motor del crecimiento. Es imposible pensar en un modelo de desarrollo con inclusión para más de 40 millones de argentinos si la industria no es el motor del crecimiento.
Cuarto: en materia internacional, el Gobierno fue protagonista activo del no al ALCA que era un modelo de libre comercio orientado a favor de los intereses de los Estados Unidos y sus corporaciones, en donde las industrias latinoamericanas y sus trabajadores quedaban totalmente desprotegidos, y como contrapartida se impulsó la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur), de la cual Néstor Kirchner fue el primer secretario, marcando un camino en la defensa de un bloque de países que forman un frente común frente a la codicia de las grandes potencias y los procesos de desestabilización en la región como los casos de Bolivia, Ecuador, el golpe en Honduras o el proceso de pacificación entre Venezuela y Colombia. Por otro lado, tanto durante el gobierno de NK como durante el de CFK, Argentina tuvo un rol protagónico en combatir a los paraísos fiscales y a los flujos financieros especulativos en todos los foros de discusión de problemas económicos internacionales existentes.
Respecto a la distribución del ingreso, la brecha entre el 10 por ciento más rico y el 10 por ciento más pobre se redujo entre el tercer trimestre de 2003 y el segundo de 2010 en un 60 por ciento, pasando de 54 a 21,9 veces, los niveles de pobreza descendieron a un 12 por ciento en el primer semestre de 2010, la tasa de desempleo cayó a un dígito, 7,5 por ciento. La Asignación Universal por Hijo está llegando a tres millones setecientos mil niños y está pulverizando los niveles de indigencia, aparte de tener efectos secundarios relevantes como aumentos de un 20 por ciento en la escolaridad, 40 por ciento en la vacunación y aumentos en las ventas sobre todo de productos alimenticios y textiles de los negocios de los barrios populares.
En materia salarial, en 2003 volvió a reunirse al Consejo del Salario luego de 14 años actualizando el salario mínimo vital y móvil y luego comenzaron a funcionar las Convenciones Colectivas de Trabajo y firmarse convenios a la suba. Hoy el salario mínimo es de 1840, más de 900 por ciento arriba que en el 2003. Por otro lado, el empleo en negro bajó de 49,7 a 36,5 en los últimos 7 años. En 2003 el Ministerio de Trabajo tenía sólo 40 inspectores para controlar el empleo no registrado en todo el país, hoy se llega a 500 agentes y se coordinan acciones con la Anses y la SRT.
En materia jubilatoria, la administración kircherista tiene a su favor:
- El de haber puesto fin al escandaloso negocio financiero de las AFJP con el aporte previsional de los trabajadores. Cobraban comisiones de hasta el 33 por ciento y sus ejecutivos recibían sueldos de hasta 110 mil pesos mensuales y bonos anuales de hasta un millón de pesos.
- Haber dispuesto sucesivos aumentos de la jubilación mínima hasta acumular un alza del 718 por ciento desde 2003.
- Haber impulsado la movilidad automática dos veces al año, independientemente de los gobiernos de turno: en el período marzo 2009-marzo 2011 el aumento acumulado es de 78 por ciento, porcentaje que invita a concurrir al archivo para confrontarlo con las estimaciones realizadas por legisladores que criticaban y aún lo hacen con elevada irritabilidad la fórmula de movilidad.
- Y el de haber ampliado la cobertura previsional del 57 al 90 por ciento, incorporando 2,4 millones de nuevos jubilados luego de décadas de desocupación y de trabajo no registrado.
Todo lo expuesto es un breve resumen del legado económico de Néstor Kirchner, más allá de los aplausos que son muchos y de los sonidos de cacerolas que no son pocos, hay un viraje importante en la historia argentina hacia un modelo productivo con inclusión social
* Docente de Economía Política (UBA) y subsecretario de Administración de la Universidad Nacional de Quilmes.

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