lunes, 31 de agosto de 2015

LA REGION En busca de un modelo para el futuro

Por Oscar Ugarteche

El Vicepresidente de Bolivia ha abierto una interesante reflexión sobre lo que está pasando, sobre la política contingente. La anunciadísima desaceleración económica del 2014-15 ha llegado con los previsibles signos de malestar social en toda América latina. La mala noticia es que, como sabíamos, los precios de las materias primas pasaron por un ciclo que esta vez estuvo muy amañado por el sector financiero que hizo que subiera a niveles récord para luego caer como piedra. Las multas de esto suman 300.000 millones de dólares en los dos últimos años, por las intervenciones criminales de nueve bancos entre el 2008 y 2012. Toda la teoría del crecimiento exportador se acaba de ir a la basura junto con todo el aparato político de que los TLC serían la salida al estancamiento de los años ’80 y ’90. También se fue a la basura el discurso de que los tipos de cambio estaban blindados por el altísimo nivel de reservas internacionales. Y ahora, ¿qué hacemos? 

Entre mediados de la década de 1980 y la década del 2000 se atravesó por dos importantes desarrollos, uno geopolítico y otro económico: la caída del muro de Berlín y la reintegración de Europa central y oriental con Europa occidental; la reintegración de China en la economía mundial, después de la adopción de una estrategia de crecimiento orientada a la exportación que culminó con el acceso de China a la OMC, y una gran expansión en el uso de cadenas globales de valor por grandes fabricantes y minoristas, que implica la externalización de partes del proceso de producción a las empresas ubicadas en países diferentes. En esta etapa hubo más comercio que aumento de la producción y se constató la evidencia del crecimiento exportado”.

Hoy, el comercio no es un propulsor del crecimiento de las economías industrializadas o emergentes. Esto es un problema para todos, los creyentes y no creyentes en la integración panamericana o regional y para los que argumentaron que el crecimiento exportador sería la solución al estancamiento de los ’80. El malestar que está generando no es temporal, porque el fenómeno no es temporal. El desplome de los precios de los commodities ha puesto en evidencia manipulaciones financieras en esos mercados que dieron como resultado distorsiones inmensas. El mercado del oro es uno en especial muy afectado por las manipulaciones de precios. Todavía las tasas de interés están negativas en Estados Unidos, pero la expectativa que suban empujó los precios a su nivel natural, como decían los clásicos. Todos los que argumentaron que los términos de intercambio positivos habían llegado para quedarse deben de comerse la lengua en una amarga salsa de infortunio. Los términos de intercambio son otra vez negativos, como siempre. Y la tasa de interés aún no sube.

Los países más hayekianos de la región como el Perú, Colombia, México y Chile, cuyo rasgo común es una visión panamericana de la integración y el crecimiento liderado por las exportaciones, muestran su malestar en el campo. Estudiantes protestan, hay reclamos contra la corrupción del gobierno de Bachelet, hay campesinos reclamando por el derecho al agua limpia y al no desarrollo de la minería en algunos valles del Perú, Colombia y México. En el polo político contrario, más posneoliberal, hay protestas en Ecuador contra la violencia estatal, el alto costo de vida, y la reelección indefinida del Presidente. En Uruguay, tras un paro general decretado por la central unitaria de trabajadores PIT-CNT, los docentes secundarios están en huelga desde el 7 de agosto, en el país del Frente Amplio, donde Pepe Mujica gobernó hasta hace poco. También están las protestas del sector público por el ajuste presupuestal para el 2016. 

En Bolivia hay protestas muy violentas, con dinamita, igualmente asociadas al tema económico. Venezuela, de su lado, viene cargando protestas desde hace años por efectos de la inflación y la escasez que eso genera.

En Brasil, las protestas son por la corrupción en el gobierno de Dilma, pero como dice la misma gente que protesta, ellos no tienen un candidato alternativo dado que el que sucedería a Dilma está con una acusación semejante y Dilma no. Detrás está esa clase media que no quiere al PT desde el inicio. En realidad, las protestas son por el malestar causado por la devaluación de la moneda que pasó de 1,60 a 3,20 reales por dólar y los efectos sobre la inflación y el estancamiento productivo, así como sus consecuencias sobre el empleo y los salarios. Brasil es la economía más afectada con los cambios globales; el año 2014 creció 0,1%, es decir, no creció, y para el 2015 se espera una caída del -1,5%, con una inflación de 8,5%. En Paraguay, los educadores han entrado en huelga exigiendo un sueldo mínimo de 350 dólares y bonificación familiar de 20 dólares por niño, entre otros. En México, las protestas giran en torno de los muertos y desaparecidos. El presupuesto de austeridad del 2016 aún no se anuncia en México, pero se prevé que será agudo. 

Aparentemente hay dos tipos de protestas en marcha: una relacionada al tema económico y otras al tema político de la reelección indefinida. Como en el Perú de Fujimori en 1998, la reelección permanente es un tema espinoso para la opinión pública, que masivamente sale a las calles en rechazo.

El tema en Bolivia es distinto: es presión de mejoría; el PIB creció a 6,8% en el 2013, 5,4% en el 2014 y se espera 4,5% para el 2015, la tasa más alta de América latina. En ese contexto, los potosinos reclaman 26 obras prometidas por el gobierno central, entre otros, un aeropuerto internacional, una planta hidroeléctrica, hospitales y fábricas de cemento, cal y vidrio en un contexto de prosperidad admirable en un país secularmente golpeado por el abandono de sus líderes. La reacción a las tensiones sociales del gobierno boliviano es también distinta. Mientras en Ecuador se ha resuelto con violencia, en Bolivia se resuelve con ataques contra las viejas ONG que (NE: más allá de su financiamiento externo y dependiente) desde hace décadas hacen análisis sobre el país. 

De manera poco clara, los temas ambientales que son de la izquierda en el mundo, en Bolivia son señalados de ser de la derecha. Verde es el nuevo rojo, dicen en Francia, pero en Bolivia, verde es el nuevo blanco. Ese parece ser el núcleo del problema.
Bolivia goza de la tasa de crecimiento económico más alta de América latina, tiene la mejor política de distribución del ingreso y uno de las tasas de inversión más altas de la región. Acomodados para la próxima reelección de Evo, el sobresalto gubernamental es innecesario e inexplicable.

En general, hay protestas por problemas económicos en todas partes de América latina por la frustración ante los anuncios de dos décadas de que vamos al primer mundo “como Chile” y “hay que hacer como Chile” y con más o menos autoritarismo eso se hizo. Se empujaron los TLCs y se desprestigió todo lo que no es neoliberalismo o integración. Pero el malestar está creciendo en Chile por la falta de perspectivas ante todas las promesas de décadas. 

En general están los gobiernos de la izquierda como Venezuela, Bolivia y Ecuador reaccionando mal a las demandas políticas y deberían ser los que más respeten las demandas sociales, porque finalmente esos gobiernos fueron electos por sus pueblos. En efecto, si está en cuestión la reelección indefinida en Ecuador debería hacerse un referéndum a ver qué dice la gente sobre si se puede o no hacer la reforma constitucional que lo permita.

La soledad de los gobiernos de izquierda no los debe llevar a portarse como de derecha, golpeando y reprimiendo. Lo importante es que tomen nota todos que los precios de las materias primas han recuperado su nivel histórico y que no hay crecimiento significativo ni en Europa ni en Estados Unidos ni en Japón, y que China crecerá, pero más lentamente en el largo plazo. Encima, parece haber un problema financiero internacional de grandes dimensiones que nuevamente ronda.

En el contexto de protestas por toda América latina tiene sentido que en los países de derecha agarren a golpes a los protestantes pero no lo tiene que lo hagan los de izquierda. O el mundo está al revés.

Estamos en un momento de volver a pensar sobre qué hacer con el futuro en un contexto internacional que dejó de ser el del año 2003 y con una teoría económica dominante que acaban de decir que está caduca.

30/08/15 Miradas al Sur


 

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