jueves, 4 de enero de 2018

Olvido

...que rememoro el aire alabado de los veranitos virtuosos.
Esos de eneros y febreros asfaltados de carbones rojos.
Olvido, a los abandonados, a los descuidados, a los expulsados.
Peor, a los muertos clandestinamente.
...que rememoro entonces las manos vacías, no dominantes.
Mustias sin aerosol ni paredes blancas donde putear, convocar, evocar.
Olvido, la ideología de la clase dominante.
Esos vahos diabólicos que arden ojos, pieles, molleras y sofocan de olores perros
las narices recién levantadas.
...que rememoro al inútil, al guardia cárcel, al que guarda silencio con su collar nuevo.
Al negado, el que se regodea leyendo epitafios, al demente benigno, a la anestesia videns.
Olvido la convicción de la nada, el sepulcro de la multitud, el uno en su simulacro.
...su risa nauseabunda, esa pobreza, ese hambre, ese dolor en el pecho, esa rabia,
ese nunca me animo a matar la nada.
Olvido que aún rememoro procaces besos del ánima alcahueta.
...que rememoro un iris negro, una yema blanca, un metal semi curvado negro,
una leve presión sobre él de ella, un estampido, un fogonazo, un aturdido oído, una mueca
extraña a mí, un cuerpo niño-viejo que adolece.
Recuerdo, un sobreviviente que a veces cruje en su máscara de yeso.
GB

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