jueves, 4 de enero de 2018

Pañuelo rojo

Al cuello, por cábala dice.
Blanco móvil, digo.
Apagón, llamitas, esquinas baldías.
Veredas que no son.
Miguelitos, citroën verde, el Pela al volante.
Silvia, la peti, tez aceitunada, sonrisa como luna.
Pañuelito rojo.
Tenemos que ser cinco.
Apenas tres.
Nos cubren los pibes de la Villa.
Son dos.
Mustia la noche, los bondis arden hasta el cielo.
(No paraste, saliste, ya vas a ver tronpa.)
Volantes al aire húmedo de la Rolón.
(Ese cinturón morocho del otro Norte, el laburante.)
Da vuelta la esquina, corre la peti, corro detrás de ella.
Esquivamos charcos, barros, latas, vidrios.
Ranitas, sapos, lauchones.
El retén de dos se fue hace mil.
El Pela, no.
Subimos, arrancamos, nos vamos.
Pero volveremos.
Misión cumplida.
Mañana dos bondis menos.
(Un poco nos putearán los pasajeros de la madrugada.)
Las gancheras les dirán que ya viene al Revolución, que Juan, que Eva, que nosotros.
Que nosotros.
Mañana al cole, con cara de nada, o de sueño, o de adrenalina.
Silvi, la peti, y yo.
Cómplices (como nuestros viejos) en las noches suburbanas, haciéndole distancia al deshonor.
GB

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