miércoles, 14 de febrero de 2018

EL PAÍS 14 de febrero de 2018 Dos miradas sobre la transformación de las becas

Imagen: Dafne Gentinetta
Graciela Morgade *

“Idea ultraliberal”

“¿Cuál es el sentido de una ayuda económica de una beca como el Progresar, que tiende a colaborar en que el derecho a la educación se cumpla? Si la beca tiene que ver con colaborar a garantizar un derecho, lo que se tiene que pedir al estudiante –en el caso de la universidad– es que se mantenga como alumno regular. Cada universidad, obviamente, tiene su reglamentación para eso. Por eso, estoy totalmente en desacuerdo con que se supedite la ayuda a la cantidad de materias aprobadas en el año. Es evidente que tras la decisión del Gobierno está el supuesto de que cada estudiante es individualmente responsable por su propio rendimiento. Mirado como pedagoga, y desde mi experiencia como decana, lo que veo es que el ser estudiante universitario tiene que ver con muchos factores distintos. Algunos son de orden económico, otros de orden pedagógico, otros de orden sociocultural e incluso psicosocial: mantenerse como estudiante regular implica poder superar muchos obstáculos. En general, los jóvenes y las jóvenes de más bajos recursos necesitan elaborar estrategias para poder superarlos, como armar un grupo de pares para estudiar, sentirse acompañados por algún profesor que se interese por su rendimiento... Hay estrategias individuales y estrategias vinculadas a los docentes, pero lo central es que las universidades tenemos que hacernos cargo del rendimiento estudiantil y diversificar los apoyos tutoriales, los apoyos pedagógicos e incluso los que tienen que ver con el acceso a materiales y bibliografía, para hacernos cargo como institución de garantizar el acceso a la educación superior. Creo que afortunadamente cada vez más amplios sectores están abandonando la idea ultraliberal de que cada uno es responsable de su propio rendimiento. No quiero decir que no haya un quantum de esfuerzo, de horas de estudio, en los resultados académicos; pero esa es una parte de un complejo entramado de factores que hacen que, sin un apoyo sostenido en el tiempo, en muchos casos termine habiendo un abandono de los estudios superiores. Los cambios de enfoque anunciados en el Progresar no van a colaborar en garantizar el derecho a la educación. Más bien, van en un sentido que el gobierno nacional ya mostró en muchos otros aspectos de su política educativa: reafirman el preconcepto de que la competencia meritocrática es la que va a garantizar la calidad. Estoy absolutamente en desacuerdo con ese criterio.” 
* Decana de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA).

Eduardo López *

“Cristaliza la desigualdad”

“Las pruebas estandarizadas mundiales, argentinas y porteñas muestran que en los resultados de las evaluaciones educativas incide el nivel socioeconómico. Por ejemplo, en las escuelas de zona norte los resultados han dado históricamente mejor que en zona sur. Es más: los alumnos de los colegios estatales del norte de la ciudad obtienen mejores resultados que los de colegios privados del sur. De la misma manera, en los operativos que hace en el país el Banco Mundial, la Capital siempre ha conseguido los mejores resultados, más altos que en Tucumán o Formosa. Las pruebas mundiales también dan mejores resultados en Europa del norte que en Africa. Es decir que hay una incidencia importante de cuestiones clave: si el alumno come bien, si viene de una familia con biblioteca, si trabaja o no, si está o no a cargo de niños –sean hijos o hermanitos–, si duerme bien, si está sano. El entorno socioeconómico incide en el resultado. Esto es algo que hay que tener muy presente. Si al apoyo económico se lo das al alumno que obtiene los mejores resultados, que en general es el alumno de un entorno socioeconómico favorable, les estás dando más a los que tienen más, estás cristalizando una desigualdad. ¿Cuál sería la mejor opción? La mejor opción es darles apoyo a todos, porque también el que tiene más necesita recibir, y se tiene que esforzar más. Esto tiene que ver con la singularidad educativa”.
López lo ilustra con una imagen: “El que corre en zapatillas y sobre el asfalto es más factible que llegue primero que el que corre descalzo y sobre el empedrado. Como docentes, nosotros tenemos que pedirles a los dos que se esfuercen. Tenemos que decirle al que llega antes que puede lograr más, y al que llega después que ponga toda la garra. Lo que no podemos es pararnos en la línea de llegada y pensar que el que llegó primero es el que hizo el mayor esfuerzo, porque quizás el otro fue el que se esforzó más. Entre los cambios que introdujo el Gobierno está el de aumentar la beca en los últimos años del profesorado, o en los últimos de una carrera universitaria. Sin embargo, los más pobres desertan en el primer año de la carrera, de manera que si empezás a pagar más en tercero o quinto año, también estás cristalizando la desigualdad”. 
* Secretario general del sindicato docente UTE (Ctera) y maestro de la Escuela media 5 de Villa Soldati (una secundaria de reingreso para jóvenes y adultos). 

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