miércoles, 29 de octubre de 2014

BATALLA DE CEPEDA (23 de Octubre de 1859)

La manera más insólita de perder una batalla

Si no fuera por la sangre derramada por los pobres gauchos que entregaban su vida tal vez sin saber los motivos, los próximos episodios de la lucha de federales y porteños, en lugar de capítulos de la historia, bien podrían formar parte de una especie de miniserie tragicómica, apta para todo público.

Hacia tiempo que ambos bandos, divididos, se miraban con ganas, pero ante la falta de apoyo externo, ninguno de los dos se animaban.

Urquiza mientras tanto negociaba con Solano López, de Paraguay, para que le facilitara algunos vapores que le permitieran cruzar el Paraná, a cambio de reconocerle la soberanía paraguaya sobre el Chaco, pero el desconfiado Supremo quería primero “el reconocimiento” y después “los vapores”. Para cuando Urquiza le mandó a Luis José Peña con autorización para el reconocimiento, los porteños ya lo habían sitiado a Urquiza en Paraná y López le negó los vapores: “Urquiza está perdido. Se ha dejado sitiar en su propia capital y es imposible que reaccione. Todos sus planes han fracasado. Yo no he tratado con semejante gobierno. Los vapores que había ofrecido son ya inútiles, no los entrego” le hace saber López a Peña.

Urquiza, enfurecido, quiso tomarse la revancha con López, y de paso ganarse el apoyo inglés. López descubrió el complot de James Canstatt (Oriental de origen inglés) para asesinar a Solano López, y lo mandó preso. El cónsul Henderson de Asunción salió en defensa de “la libertad del súbdito ingles” pero López, que no era de arriar con el poncho, le contestó que “el ciudadano oriental Santiago Constatt estaba sometido como todo habitante, a las leyes del país”.

J.M. de Rosas - L.Castagnino
Como Henderson le retrucara “por la injusticia notoria”, López le mandó los pasaportes como para que baje el tonito de voz.

Más tarde Thornton se presentaría ante López para pedir explicaciones pero Don Carlos lo recibe “sentado y con el sombrero puesto” porque la Reina Victoria había recibido al representante paraguayo en el trono con la corona puesta, y él no era menos que la reina, ni Inglaterra era más que Paraguay.

Urquiza vio entonces la oportunidad de vengarse de Solano López (su compadre) y de paso agarrarse de alguna tabla para seguir flotando, y le ofreció todo el apoyo a los ingleses: “si a consecuencia de la ofensiva conducta del gobierno del Paraguay, el gobierno ingles cree necesario enviar una expedición a la capital de esa república (Paraguay), Su Excelencia (Urquiza) no solo consideraría favorablemente tal procedimiento, sino que ofrecería todas las facilidades que estuviesen en su poder, tal como abastecer las fuerzas con carne y provisiones (¿un negocito?), permitir depósitos de carbón, etc. y hasta proporcionaría hombres y caballos si fuera necesario”, (los ingleses libras esterlinas y nosotros la sangre de los gauchos) agregando “que haría un gran servicio a la causa de la civilización obligando al presidente López a cambiar su política exclusivista por una más liberal (...)” (¡Flor de compadre tenía López!) Es de hacer notar que Urquiza ofrecía fácilmente “hombres y caballos” pero nunca un peso de su incalculable fortuna personal. Como los ingleses “ni le contestaron”, Urquiza se quedó en Paraná, encerrado en su casa, como loco malo, y sin atender a nadie.

La Confederación estaba construyendo una flotilla en Montevideo, financiada con fondos del barón de Mauá(el brasilero financista de Caseros, testaferro de Rothschild y virtual dueño de Uruguay). Por su parte Bs.As., que había artillado Martín García para cortarles el paso a la Confederación, les mandó dos naves a bloquearles el puerto de Paraná para que Urquiza no pudiera cruzar el río con su ejército, acantonado en Paraná. Con los federales encerrados en Entre Ríos la guerra estaba ganada sin pelear, y bastaba que Bs.As. mandara los bomberos a Santa Fe y dejarlo a Urquiza que se entendiera en su Mesopotamia.

El jefe militar natural de Bs.As., bien podría haber sido el experimentado general Hornos, pero los mitristas preferían darle a Mitre la oportunidad de una gloria militar (que nunca tuvo) que le sirviera de pedestal para sus ambiciones políticas. El argumento era que había que remplazar los militares “intuitivos” por militares“científicos” , en este caso el coronel artillero Mitre, que se había leído todos los libros de estrategia francesa. Al conocer estos argumentos para darle el mando a Mitre, el general Hornos, al mejor estilo de los geniales monólogos de Tato Bores, comentaría irónicamente: “Si el general en jefe quiere ganarle a Urquiza a la europea, acabaremos disparando a la criolla”. (Cárcano, JMR.t.VI. p. 267) Los hechos, bien pronto le darían la razón Hornos.

Encerrado entonces Urquiza en Paraná sin medios para cruzar el río, el ejercito porteño al mando del militar científico Mitre, con la orden del ministro de guerra (Obligado) avanzó “a la mayor brevedad posible” hasta San Nicolás, donde estableció su base. Era tal la euforia y confianza porteña, que Vélez Sársfield le encargó a Mitre “el caballo en que entre triunfante en Rosario para usarlo yo en esta primavera y verano” 

Mitre se demoró inexplicablemente en San Nicolás, (tal vez armando su escritorio para redactar los partes de la próxima victoria, o repasando sus tácticas de guerra francesas) hasta que un hecho inesperado vino a cambiar la situación; en el vapor Pinto, una de las dos naves que bloqueaban Paraná, se produjo el levantamiento de un sargento y de un cabo que entregó a los federales la nave con toda la oficialidad. El otro vapor escapó a Bs.As. tiroteado desde las batería de Rosario. Urquiza entonces rebautizó el vapor “9 de julio” y lo incorporó a la flotilla que desde Montevideo logró forzar a duras penas el paso de Martín García y remontar el Guazú. Tenía entonces Urquiza los medios para cruzar el río.

En el interín aparecería también como actor de reparto el representante norteamericano Yancey, que en agradecimiento de la mano que le dio anteriormente Urquiza en su entredicho con Paraguay, se ofrece como mediador. Hace varios viajes entre Rosario y Bs.As. sin conseguir nada de los porteños que se sentían fuertes con Urquiza del otro lado del Paraná y un militar “científico” en la orilla opuesta.

Con la flotilla, Urquiza pasa el río con 10.000 hombres, con el cintillo punzó de Rosas, aunque levemente cambiado el texto por “Defendemos la ley federal jurada. Son traidores quienes la combaten” que sonaba un poco más “civilizada” que aquella de “Viva la Santa Federación. Mueran los Salvajes Unitarios”

Mitre, que buscaba un escenario digno de sus futuras glorias, se traslada bordeando el arroyo del Medio hasta el campo de Cepeda, con un ejercito que, si bien con menos caballería, doblaba al de Urquiza en infantería, cañones y armamento. (El mayor ejército, descartando el de Caseros) Se establece entonces en Cepeda, donde Ramírez y López vencieron a Rondeau en 1820, que le pareció adecuado a su trayectoria histórica futura “Aquí fue la cuna del caudillaje, aquí será su tumba” diría Mitre pomposamente..

Disparando a la criolla

Mientras repasaba sus lecciones de estrategia francesas, mandó a la caballería que “vichara” el ejército enemigo, aunque sin dar batalla. Allá fueron Hornos y Flores con 4.000 jinetes, pero al encontrarse sorpresivamente con el ejército federal se desbandaron inmediatamente a los cuatro vientos. La caballería porteña“despareció como el humo. Sin combatir” dirá el parte de batalla en palabras del propio Mitre. Se cumplía entonces la profecía de Hornos: “Si el general en jefe quiere ganarle a Urquiza a la europea, acabaremos disparando a la criolla”

Mientras tanto Mitre, que ya se había decidido por la táctica francesa del “orden oblicuo”, formó sus tropas en el campo de Cepeda en esa formación defensiva: “ya verán esos gauchos ignorantes – habrá pensado el tísico – lo que es enfrentarse con una técnica “científica”. Atrás suyo puso la caballería que Hornos había alcanzado a salvar “disparando a la criolla”.

Urquiza, que había avanzado apresuradamente sin esperar el parque de municiones atrasado, se encontró de pronto frente al “orden oblicuo” del ejercito porteño, sin poder atacarlo sin municiones. Se quedaron todo el día mirándose, desorientado tal vez Urquiza (como había previsto Mitre) ante la nueva táctica porteña, sin entender porque no aprovechaba Mitre la oportunidad. Es que Mitre, no podía atacar sin romper “el orden oblicuo” ...“a Mitre no se le ocurre nada en el campo de batalla” diría D`Amico, oficial porteño.


¡Victoria...Victoria!

Cuando a media tarde llegó el parque federal, Urquiza avanzó su ejército, pero en vez de hacerlo de frente, (tal vez en un gesto de caballerosidad, por no romperle las filas a Mitre) lo hizo por ambos flancos, rodeando al ejército porteño. Mitre, que vio el Campo despejado, desenvainó su espada y al grito de “¡Victoria, Victoria!”avanzó hacia donde suponía estaba el ejército federal. Pero no tenía en frente ni el ejército federal y ni siquiera molinos de viento con quien pelear, de manera que al llegar la noche, decidió acampar. Estaba completamente rodeado por los federales.

Mitre no tenia idea de lo que había pasado: “recorriendo la línea la saludé vencedora en el campo de batalla” dirá, y entre vivas a Bs.As cantaron el Himno Nacional. Mientras tanto Urquiza, instalado en la propia carpa que Mitre dejó en Cepeda, y tal vez desorientado todavía por el “orden oblicuo”, se preguntaba que había hecho “el farsante general en jefe, cuya impericia se había puesto de manifiesto desde el primer momento” (Urquiza)


La "heroica retirada"

Conesa y Adolfo Alsina, mostrándole al "tísico" los fogones federales, apenas logran convencerlo que estaban vencidos y completamente rodeados por una fuerza sumamente superior.

En consejo de oficiales lograron convencerlo a Mitre de que al menos dejara escabullirse en la noche a Conesa con 2.000 infantes, que recorrieron las 16 leguas que los separaba de San Nicolás en solo 15 horas, menos de la mitad de las 36 horas que empleara Rondeau en su disparada de 1820.

Mitre con su verborragia habitual la llamaría “la heroica retirada”. Algo de razón tenía: recorrer esa distancia a pie, de noche y a campo traviesa, vadeando arroyos y lodazales, arrastrando 10 cañones, y a un promedio de 5,3 km./h., era una verdadera proeza, digna de laureles en otro tipo de competencias.

Mitre, que todavía no se convencía de la derrota, o no quería convencerse, pidió "la lapicera de escribir partes de victoria" y le comunicó a Obligado, en San Nicolás, que a pesar de la “cobarde dispersión de la caballería"había “aniquilado al enemigo” y se retiraba “con la infantería y artillería en completo orden” (por supuesto no le decía nada de todo lo que había dejado atrás: todo el parque casi completo en el campo de Cepeda, incluido 5 cañones al vadear el arroyo del Medio)

El siguiente desorientado fue Obligado, que totalmente confundido con los victoriosos partes adelantados por Mitre, lo esperaba como triunfador en San Nicolás con las fanfarrias, pero al ver llegar las maltratadas tropas y enterarse un poco más, se quedó “como pollo que lo cambian de patio”.

Decidieron entonces embarcar las tropas a Bs.As. y Mitre, aun no vuelto a la realidad, redactaba otro parte de batalla “No había conseguido un triunfo completo” pero lograba “salvar en el Campo de batalla el honor de nuestras armas y las legiones que el pueblo me confió en el día del peligro devolviendo a Buenos Aires todos sus hijos cubiertos de gloria” Nunca se supo a que honor ni a que gloria se refería. Como para confiarle “los hijos en los días de peligro” !!!

Lo que tampoco nunca se supo, es porque Urquiza no aprovechó la fácil ocasión de coparle totalmente todo el ejercito, incluido a Mitre, y lo dejó escapar. Tal vez prefería que sigan los mitristas en Bs.As. antes que surja un federal que le hiciera sombra, o tal vez, prefería dejarlo escapar para vencer fácilmente en la próxima batalla al “farsante general en jefe” (soldado que huye sirve para otra batalla)


El gerrero de Maratón

Juan Manuel de Rosas

El triunfo Romano

Pero la literatura de Mitre en sus “partes de batalla” habían trasformado para los porteños la derrota en “un triunfo Romano” y sin reparar en el estado de las tropas ni en su reducido número, vivaban al nuevo héroe y su “gloriosa retirada” y hasta se acuñaron medallas conmemorativas con la leyenda “Vencedor de Cepeda – 23 de octubre de 1859” A la hora de diseñar el cuño, seguramente el acuñador debe haber dudado si poner la figura de Mitre o la de Urquiza.

Sin embargo las noticias traídas por los oficiales de la escuadrilla no eran tan alentadoras, y hablaban de un completo desastre militar. Las tropas de Urquiza estaban a las puertas de Bs.As. y de un momento a otro vendría Urquiza a clavar el asador frente al fuerte de Bs.As. sin ninguna dificultad. Así y todo el optimismo liberal no disminuía, y “Tribuna” decía que, sin infantería, “el gaucho entrerriano podría solamente robar vacas, su ocupación favorita”Mientras tanto en Bs.As. circulaban los partes de Urquiza, que modestamente atribuía su triunfo a la “impericia del farsante general”, que le dejan veinte piezas de artillería, dos mil prisioneros, todo el parque, municiones, bagajes y hasta la propia carpa de Mitre. Mariano Varela reclamaba: “que se termine con la farsa, y se diga si Urquiza se viene o no se viene”

Pero el reverso de Mitre, (que lo que perdía en la batalla lo ganaba en la literatura), era Urquiza, que lo ganado en el campo de batalla lo perdía en los tratados y negociaciones posteriores, (que no se cumplirían) mareado ante los argumentos de los doctores. Así es que, con indulgencia, dice que “Ofrecí la paz antes de combatir y de triunfar. Dos mil prisioneros tratados como hermanos, son la prueba que os ofrezco de la sinceridad de mis buenos sentimientos y de mis leales promesas” y tal vez tratando de ganarse el agradecimiento del pueblo porteño (que siempre lo rechazó) agrega que “No vengo a someteros bajo el dominio arbitrario de un hombre. Vengo a arrebatar de vuestros mandones el poder con que os conducen por una senda extraviada. (...) desde el campo de batalla os saludo con el abrazo de hermano. Integridad nacional, libertad, fusión, son mis propósitos”. De nada le servirían esas palabras grandilocuentes tiradas al vacío, porque los porteños comenzarían a cavar trincheras, no se sabe si para defenderse o “desaparecer”.

Alsina pretende remplazar a Mitre por Conesa para la defensa, pero Mitre, a excepción de las cargas de caballería, resiste cualquier cosa, y la prensa ataca a Alsina y su “gobierno infatuado y ciego” que no había facilitado a Mitre una “composición o número de elementos” suficientes para “completar la victoria.”

Apareció entonces el milagro que necesitaba Bs.As. para que Urquiza no paseara su caballería hasta el centro de la ciudad: Solano López, que ofrecía sus oficios de mediador. Los porteños, viendo de cerca a “la montonera”, aceptaron en principio la mediación, aunque seguía el aire triunfalista en la prensa, que pensaba resistir con los 2000 hombres vapuleados en Cepeda, los 16.000 que Urquiza había puesto a las puertas de Bs.As. Alsina pidió a la legislatura “los medios necesarios para una resistencia heroica”, pero la legislatura, en vez de “los medios necesarios” le mando “una comisión que le exigía la renuncia”, cosa que Alsina presentó en el acto.

La cosa no fue tan fácil en el bando federal; Urquiza, que en principio aceptaba la mediación, no quería detener su marcha mientras los porteños cavaban trincheras apresuradamente. La discusión fue tan agria que Urquiza y López casi se van a las manos. “Se cruzaron palabras inspiradas en hondo descontento – relata Guido – que hubo de degenerar en una seria desavenencia. El Doctor Delfín Huergo, que presenciaba la escena, salió a buscarme y me halló cerca; me pidió encarecidamente que entrase a cortar, si era posible, el progreso de aquel disgusto...y tuve la fortuna de que, aclarados los puntos de disidencia, los ánimos se calmaran.”. Por fin López convenció a Urquiza para que dejase a los liberales en Bs.As. Caro le costaría a Solano López su gesto, sufriendo luego por los mismos actores la guerra del Paraguay .


El "agradecimiento" porteño

Solano López recibió agradecimientos y agasajos por la mediación lograda; Urquiza le regala la espada de Cepeda y Mitre le hace un álbum en su honor. Pero no necesitaría López esperar hasta 1865, (con motivo de la guerra de la triple alianza ) para comprobar la ingratitud porteña. Le bastarían unos pocos días, cuando terminada la mediación, se embarca en el Tacuarí para regresar a Paraguay, y es cañoneado por un buque ingles en la misma rada del puerto de Bs.As. tomándose la revancha por el asunto de Canstatt. López presentó un nota de protesta:“Hollados lo principios del derecho internacional y marítimo, pido a V.E. se sirva aclarar si responde de la inviolabilidad de su rada”. Tejedor contestaría despectivamente que “sus gestiones con la escuadra inglesa no habían tenido resultado” y que el gobierno “no conocía de las relaciones entre la república del Paraguay y el reino de Inglaterra” Probablemente en esta respuesta se inspirarán las generaciones futuras para acuñar la conocida frase popular del “Yo, Argentino” López, después de salvar a los porteños, se volvería a Paraguay por tierra.


Pacto del San José de Flores (11 de noviembre de 1859)

Finalmente se llegaría al pacto del 11 de noviembre de 1859 (San José de Flores), que los porteños no cumplirían, fieles a su tradición de que lo prometido ayer, y firmado hoy, no debía ser necesariamente cumplido mañana.

El pacto de 11 de noviembre, en resumen establece tres cosas principales: 1) la reincorporación de Bs.As a la Confederación 2) cedía la aduana a Bs.As. a la Nación 3 ) se retiraría de la provincia de Bs.As. el ejército de la Confederación 4) elegiría representantes para examinar la constitución. Retirado el ejército de la Confederación, Bs.As. no cumpliría con las otras.

En 1863, dice Alberdi: “El convenio de noviembre y la reforma de la Constitución, que suprimen el gobierno Nacional, entregando a Buenos Aires todos los recursos de la Nación, y sume a ésta, andrajosa y ensangrentada, en el abismo y la anarquía sin fin, son obras del general Urquiza. Él los quiso, por el se mantienen". (Juan B. Alberdi. Escritos Póstumos, tomo IX. Buenos Aires, 1899)

Francisco F. Fernández en las columnas de su “Obrero Nacional” escribía: “ Notemos que en 1859 en ls mismos campos de Cepeda y por la misma causa, las armas federales de toda la Nación, comandadas pro el general Urquiza, obtuvieron un triunfo igual, yendo enseguida hasta las puertas de Buenos Aires, pero ya no a imponer condiciones sino a recibirlas”. (Aníbal S. Vázquez. José Hernández en lso entreveros jordanistas. Paraná. 1953)

El Washington de Sudamérica

En los quince días convenidos Urquiza embarca su ejército para Entre Ríos con un manifiesto de despedida y disculpa a los federales porteños que dejaba en la estacada. Hablando de “transacción honorable” y que deben dejarse de lado“aspiraciones individuales (...) por interés del país, por los altos principios que han armado la nación” “ por la civilización y la humanidad” , aclarando que la guerra había sido “para borrar las calumnias que se han lanzado contra mi nombre”como si la guerra debiera hacerse para limpiar las calumnias del nombre de Urquiza. Como veremos, no solo no se limpió ningún nombre, sino que luego se ensuciaría más, y no solo de calumnias.

Mitre diría entonces al día siguiente que “Los sucesos han hecho del general Urquiza el hombre más expectable de la República Argentina...” y más tarde lo llamará “El Washington de Sudamérica” (ya lo empezó a envolver alimentando su incorregible vanidad ) Sin embargo dirá también que “...nadie puede jactarse de habernos impuesto la ley…” y algunos porteños inmediatamente disgustados con “quienes transigieron con el vandalaje”querían seguir la guerra contra el “tirano” . No pararían hasta no salirse con la suya imponiendo al resto del país “sus hombres y sus leyes.”

Leonardo Castagnino

NAZARIO BENAVÍDES

Nació en 1805 en el curato de Concepción, San Juan, y fueron sus padres Pedro Benavídez y Juana Paulina Balmaceda. En su juventud fue agricultor y arriero hasta 1821, año en que su hermano Juan Alberto fue ejecutado bajo el cargo de anarquista y montonero, en razón de haber tomado parte en la sublevación del Regimiento 19 de Cazadores de los Andes. Se contó entre los cincuenta arrieros sanjuaninos que en 1826 Juan Facundo Quiroga llevó de San Juan en su campaña contra Lamadrid, que resultó victoriosa.

Se batió heroicamente en la batalla del Rincón de Valladares (6 de julio de 1827) y fue distinguido por Quiroga por su valor y pericia. En 1831 volvió a pelear, ya con el grado de teniente coronel, junto a Facundo, en la batalla de laCiudadela. Participó en 1833 en la campaña del desierto, como integrante de la plana mayor del Regimiento N' 2 de Auxiliares de los Andes; con el coronel José Martin Yanzón vencieron a Yanquetruz.

La gravitación de Benavídez en la politica de San Juan comenzó después de la muerte de Quiroga. El 25 de febrero de 1836 la Sala de Representantes de su provincia lo nombró gobernador interino. San Juan lo apoyó como a un salvador luego del período de anarquía vivido por dicha provincia. El 8 de mayo de aquel año fue elegido gobernador propíetario, y se mantuvo en el gobierno con excepción de periodos cortos hasta 1855. En 1840 los unitarios lo hablaron para que integrase con ellos la Coalición del Norte, pero se negó con energía. En 1845 Sarmiento le escribía al general Paz con respecto al sanjuanino: "Es San Juan el único poder militar en el interior de la República, despotizado blandamente por Benavídez, quien goza de un inmenso prestigio en todas las provincias de la costa de los Andes, y domina a Mendoza y La Rioja". Pese a considerearlo de "inmenso prestigio", Sarmiento instigaría su asesinato.

Rosas lo designó Comandante Militar del Oeste; amparó al general Peñaloza su adversario y amigo cuando éste volvió al país, en 1845; gobernó respetando la división de los poderes y con hombres que no pertenecían al partido federal (Amán Rawson, Timoteo Maradona, Saturnino M. Laspiur, Saturnino de la Precilla) ; apoyó la educación y defendió la producción y el comercio de San Juan.

Después de Caseros cooperó con Urquiza y fue de los firmantes del Acuerdo de San Nicolás. Fue reelegido gobernador el 23 de mayo de 1851 y renunció el 31 de enero de 1855.

El prestigioso caudillo sanjuanino, que por ley de 1855 no podía ser reelecto, apoyó la candidatura de Manuel José Gómez, respetado vecino quedando el con la comandancia del ejército. Su ministro liberal Saturnino Laspiur, apoyado de través de Sarmiento por los liberales de Buenos Aires derroca al gobernador Gómez y encarcela a Benavidez. “La Tribuna” y “El nacional” (redactado por Sarmiento) instigan la eliminación del “tirano” y simulando una fuga es asesinado en la cárcel en la nocua del 22 al 23 de octubre de 1858.

La crónica de Victorica da cuenta que “El general Benavidez medio muerto fue enseguida arrastrado con sus grillos y casi desnudo precipitado desde los altos del Cabildo a la balaustrada de la plaza donde algunos oficiales se complacieron en teñir sus espadas con su sangre atravesando repetidas veces el cadáver, profanándolo, hasta escupirle y pisotearlo”. Sarmiento dirá “es acción santa sobre un notorio malvado. !Dios sea loado"(El Nacional, 23/10/1858).

Estaba casado con doña Telésfora Borrego.

Fallecimiento de José Hernández (1886)

JOSÉ HERNÁNDEZ

Jose Hernández - Autor del Martin Fierro

"Yo he conocido cantores
que era un gusto el escuchar;
mas no quieren opinar
y se divierten cantando;
pero yo canto opinando
que es mi modo de cantar".



José Hernándes nació el 10 de noviembre de 1834. Su padre se llamaba Rafael y pertenecía a una familia federal; su madre era Isabel Pueyrredón y pertenecía a una familia unitaria; el niño nació en el caserío de Perdriel, hoy partido de San Martín, y quedó al cuidado de sus tíos Victoria y Mariano Pueyrredón, cuando sus padres se fueron al campo para trabajar en una estancia de propiedad de Rosas. Hacia 1840 al arreciar la represión rosista contra los unitarios, los tíos de José deben emigrar, razón por la cual el niño queda a cargo de su abuelo paterno, José Hernández Plata, federal convencido. Según consta en archivos y diarios, estudió en el Liceo Argentino de San Telmo, dirigido por Pedro Sánchez hasta que abandona Buenos Aires aquejado por un mal al pecho, para reunirse con su padre en una estancia de Camarones. Previamente, en 1843, había muerto su madre, a la que no veía desde muy pequeño, y a la que probablemente no recordaba.

No es preciso destacar el clima de violencia política en que transcurrieron esos primeros años de la vida del poeta, así como los desgarramientos afectivos provocados también por razones políticas. Sea como fuere, junto a su padre logra cierta estabilidad y se despierta en él el amor al campo y el conocimiento del mundo campero. Entre tanto, había nacido su hermano Rafael, el que sería su primer biógrafo.

A la caída de Rosas, José se separa de su padre, que continúa en las faenas rurales hasta su muerte acaecida en 1857. José se interna en Buenos Aires, sacudida por todos los vientos después de Caseros. Su primera acción digna de ser recordada, y que al mismo tiempo implica una ruptura con sus padres, consiste en ponerse a las órdenes del coronel Pedro Rosas y Belgrano (hijo adoptivo de Juan Manuel), que enfrenta a las fuerzas de Hilario Lagos, militar rosista alzado contra el gobierno unitario de Valentín Alsina. Para algunos, el haber adoptado este partido guarda cierto paralelismo con la actuación de Pedro Rosas: en ambos sería algo así como un parricidio. De todos modos, la experiencia le abre el camino a la política y la batalla de San Gregorio en la que Lagos deshizo a sus represores, parece haber dejado en él ciertos recuerdos que, muy posiblemente, reaparecen en algunos versos de la primera parte del poema. O Para otros, esta forma de ingresar en la política se explica por su juventud y no tiene valor de definición; en todo caso, habla de la complejidad de los planteos después de Caseros, entre Buenos Aires, regida por unitarios (Mitre detrás de todos ellos), y la Confederación acaudillada por Urquiza.

Justamente, este conflicto separa hombres que en la oposición habían estado unidos, como Sarmiento yAlberdi; este último se convierte en el ideólogo de la Confederación e, indirectamente, serán sus ideas las que manejará en el futuro Hernández. Los rosistas no cejan en su intento de recuperar el poder hasta 1856 en que las tentativas de Flores y Costa terminan en la matanza de Villamayor por orden del gobernador Pastor Obligado. Pero antes, en 1854, el oficialismo vence a Lagos en El Tala, y Hernández, a raíz de un duelo, abandona las filas. En ese mismo año de 1856, según informa Beatriz Bosch (La Prensa, 1964), se lo encuentra en Paraná trabajando como empleado de comercio.

Otros biógrafos (Chávez) lo sitúan en Buenos Aires hasta 1858, y a partir de entonces en Paraná; Chávez, incluso, lo hace colaborar en La Reforma Pacífica, diario creado en 1856 y dirigido por Nicolás Calvo, jefe del Partido Reformista (confederacionista y federal, llamado "chupandino"), hecho que Beatriz Bosch pone en duda. Es lógico suponer, no obstante, que ya sea desde Paraná, ya desde Buenos Aires, simpatizaba con ese partido y que aún pudo colaborar desde lejos si en realidad no lo hizo desde cerca. El reformismo combatía contra el mitrismo, a cuyos partidarios se designaba con el mote de "pandilleros".

Los conflictos entre la confederación y Buenos Aires llegan a un grado extremo y se produce la Batalla de Cepeda, en la cual Hernández pelea como capitán. Triunfo de Urquiza, quien llega hasta San José de Flores. A continuación Hernández se retira del ejército y obtiene el cargo de oficial de contaduría, pasando poco después a ser taquígrafo del senado.

En Paraná lo bautizan "Matraca" que le dura hasta 1873 que empiezan a llamarlo "Martín Fierro".

Asiste a la convención reformadora de 1860, donde conoce a Sarmiento. Pero en la próxima vuelta el triunfo es de Bs. As; es en Pavón y la derrota de Urquiza es inexplicable; en sus filas revistan José y Rafael Hernández.

Disueltos los poderes de Paraná, Hernández se dedica al periodismo, en el Argentino, como tantos otros célebres argentinos. El 8 de junio de 1863 se casa con Carolina del Solar. En el mismo año es asesinado Angel Vicente Peñaloza, mítico montonero riojano, lo cual motiva una serie de artículos de Hernández recopilados con el título de Vida del "CHACHO" violento ataque a Sarmiento.

Posteriormente (febrero de 1867) se lo ve en Corrientes como ministro del gobernador López, federal y urquicista. Permanece allí, ocupando diversos cargos, hasta que López es derrocado en 1868 por fuerzas mitristas, ante la pasividad de Urquiza. Redacta el Eco de Corrientes y es decidido partidario de López Jordán, que asiste al gobernador López en la defensa de su gobierno. Desde ese diario combate la candidatura presidencial de Sarmiento pero ello no le impide trasladarse a Bs. As donde fundará el diario El Río de La Plata, decidido a oponerse a ese gobernante y cuyo programa parece un anticipo del Martín Fierro.

El diario sale durante ocho meses. Presumiblemente en octubre de 1870 regresa a Paraná para unirse a López Jordán. En 1872 regresa a Bs. As. vía Montevideo, luego de estar prófugo junto a López Jordán de una guerra declarada por Entre Ríos, preocupado por la peste del 71 ya que su familia residía en ese lugar. Allí recibe la visita de Antonio Lussich, que le muestra versos en "estilo campero".

El 28 de noviembre sale el poema que luego aparece en forma de folleto editado por la imprenta "La Pampa". A pesar de esto sigue su pelea con Sarmiento, huye a Montevideo donde se reencuentra con López Jordán; y Sarmiento pone precio a sus cabezas: $100.000 la de López Jordán y $1.000 la de Hernández.

En 1879 es elegido diputado provincial y edita La Vuelta Del Martín Fierro.

En 1881 publica su Instrucción del Estanciero, y en 1885 es elegido senador.

El 21 de octubre de 1886 murió en Belgrano. Sus últimas palabras dirigidas a su hermano Rafael fueron: Buenos Aires. Buenos Aires...
OBRAS: Martín Fierro.

Una nueva conciencia. - Un folleto humilde en cuya portada puede leerse" El gaucho Martín Fierro, por José Hernández", fue impreso en la Imprenta de La Pampa en 1872. Siete años después la librería del Plata presenta la primera edición, adornada con diez minas, de la vuelta de Martín Fierro, del mismo autor. Entre ambas un‚ éxito de público, que no había tenido antecedentes en él Río de la Plata, ni por su extensión, ni por su composición social. En "Cuatro palabras de conversación con los lectores", que encabeza la Vuelta, Hernández informa que de la primera parte de su poema se han sucedido once ediciones, con un total de 48000 ejemplares. Anuncia, al mismo tiempo, que del presente folleto se tiraron 20.000 ejemplares. El hecho, que no dejó de despertar la perplejidad de sus contemporáneos, altera con un solo impulso la relación entre las obras que hasta ese momento habían sido escritas en la Argentina (o por argentinos) y para las que los románticos Echeverría y Gutiérrez habían propagandizado el nombre de literatura nacional. Ida y Vuelta de Martín Fierro confirmaban a la vez la popularidad de una forma (que luego se denominará gauchesca), la oportunidad de una denuncia sobre la condición social del gaucho, y la transformación literaria del saber y la experiencia rurales.

Cada una de estas tres líneas existían antes de Martín Fierro por separado y, en ocasiones, precariamente entrecruzadas. Pero su confluencia en el poema de Hernández produce un efecto nuevo, a la vez literario e ideológico. Podría agregarse: de ideología literaria, porque Martín Fierro -propone, en una estructura formal que no es la del realismo del siglo XIX, una representación realista. Cómo se produce esta alquimia en la escritura de un periodista y político de segunda fila, militante casi siempre en el bando de la derrota?

Hay que presuponer en Martín Fierro un nuevo tipo de conciencia. La mera yuxtaposición de las tres líneas enumeradas no podría haber producido ni la perdurabilidad estética ni la fuerza de su denuncia. O para decirlo más precisamente: que la fuerza de sus contenidos sociales provenga especialmente de su sorprendente ajuste verbal y narrativo, induce a pensar que José Hernández modifica, a veces de modo radical, tanto la tradición en la cual proyecta inscribirse, inaugurada por Hidalgo, como la denuncia que compartía con Diego Gregorio de la Fuente, con Nicasio Oroño, con Vicente Quesada, con Emilio Castro. Las flexiones particulares del programa social -las veremos enseguida- parecen anunciar la peculiar inscripción de su poema en la gauchesca, están destinadas a confirmar, al mismo tiempo, una comunidad cultural con el conjunto de saberes, decires y creencias rurales: la "sabiduría del pueblo", reivindicada en el Martín Fierro en oposición a la "ciencia" urbana: Porque esto tiene otra llave Y el gaucho tiene su ciencia.

Como palanca central de esta conciencia más intensa de lo rural literario y sociológico, en el Martín Fierro se elige un lenguaje. No se mimetiza ingenuamente por el acopio de interjecciones y modismos, ni por la prolijidad lexicográfica de acciones, costumbres, comidas y diversiones, con una jerga rústica que hablada por los gauchos significaría el alma de "lo gauchesco". La lengua del Martín Fierro está constituida por un conjunto no demasiado abigarrado de peculiaridades fonéticas, un puñado de arcaísmos y Americanismos y una sintaxis que elude la subordinación. Se define esencialmente por el sistema de metáforas (Hernández fue consciente de ello, como lo demuestra en sus prólogos), por el sistema de connotación, por los desplazamientos de la ironía.

El Martín Fierro, construyéndose a partir de las convenciones de la poesía gauchesca, las modifica por la recolocación de esas formas en una nueva ideología literaria y por la explicación de un programa social. Se ven enseguida los cambios operados en la convención y los desplazamientos de sentimientos, ideas, actitudes y enunciados. De este modo el material del poema, al organizar un sistema de ideas, una retórica, un saber rural y una lengua, se inscribe en la tradición gauchesca de Hidalgo a Ascasubi, pero diferenciándose de ella. Al mismo tiempo retoma los temas que Hernández haba expuesto en sus artículos en El Río de la Plata, proporcionándoles una fuerza demostrativa que se genera en las peripecias de la narración y en la perfecta representación literaria. Un nuevo tipo de conciencia sobre el gaucho (y no sólo sobre sus desdichas, sino más globalmente sobre lo rural) se impone al público culto después de la publicación del Martín Fierro, Y es, precisamente, este nuevo tipo de conciencia la que gana a sus oyentes rurales, los destinatarios de aquellos ejemplares del folleto que, según la versión ya clásica, lo compraban en las pulperías, entremezclado con cajas de velas y latas de sardinas.

Vida del "CHACHO".

"La Pampa".

La Vuelta Del Martín Fierro.

En 1881 publica su Instrucción del Estanciero.

Fallecimiento del General Julio A. Roca (1914)

La guerra al malón.

Roca auspició la entrega de tierras a sus oficiales y soldados. La mayoría de las tierras terminaron en manos de los especuladores y proveedores del ejército.

El comandante Prado, en su libro “La Guerra al Malón”, dice con amargura: “Cuando nos manden a la basura por inútiles, iremos todos ladrando de pobres, sin pan para los cachorros, mientras ellos –los proveedores aventureros– serán ricos y panzones, cebados con sangre de milicos, dueños sin que les cueste un medio, de todas estas tierras que dejamos jalonadas con huesos de nuestras osamentas” y haciendo referencia a los gauchos y milicadas que hicieron posible la conquista, dice: “Habían conquistado veinte mil leguas de territorio, y más tarde, cuando esa inmensa riqueza hubo pasado a manos el especulador que la adquirió, sin mayor esfuerzo ni trabajo, muchos de ellos no hallaron –si quiera en la estercolera del Hospital– rincón mezquino en que exhalar el último aliento de una vida de heroísmo, de abnegación y de verdadero patriotismo”.

Luego dice luego: “Al verse después, en muchos casos, despilfarrada la tierra pública, marchanteada en concesiones fabulosas de treinta y más leguas, al ver la garra de favoritos audaces clavadas hasta las entrañas del país, y al ver cómo la codicia les dilataba las fauces, y le provocaba babeos innobles de lujurioso apetito, daban ganas de maldecir la gloriosa conquista. Pero así es el mundo, los tontos amasan la torta y los vivos se la comen.”

Mitre, Roca, Sarmiento y compañía...

Siendo ministro de Avellaneda, hablando de candidaturas, Roca le escribía a Juárez Celman, en julio de 1978:

“Resumiendo: tenemos a Sarmiento, que no es una solución de paz para la República y que ya está bastante viejo. A Rocha, Irigoyen y a mí, que no podemos ser candidatos con probabilidades de triunfo y que seríamos muy combatidos. Yo también soy del mismo parecer: Mitre sería la ruina para el país. Su partido es una especie de casta o de secta que cree tener derechos divinos para gobernar la República. Tejedor, si no es jefe de partido y tiene el mal sentido de elegir palabras (...), es hombre recto, honrado, y no tan terco ni indócil como lo condenan las exterioridades. Sobre todo creo que es la única carta que podríamos jugar con éxito (...)

Poco tiempo después, Roca cambia de opinión y en mayo de 1980, le dice a Juárez Celman:

“El Congreso, avasallado como está por las Turbas a sueldo de Tejedor, no tenemos seguramente mayoría (...) Para vengarme de todo esto, no se me ocurre otra cosa que Sarmiento; y también, como asegurar las situaciones y fortunas políticas de nuestros amigos.

El Loco se nos entregará de cuerpo y alma y nos dará todo lo que pidamos, (...) porque está poseído de la ambición más desenfrenada. Creo que con él, no evitaremos una guerra civil, pero no la haremos en mi nombre y así sería más seguro que los elementos militares de la Nación cayeran en nuestras manos; quitando así la sombra de complicidad conmigo (...) Aunque lo de Sarmiento no sea una resolución, conviene ir preparando hábilmente el terreno. Cuando nos veamos arrinconados, le clavaremos este agudo harpón en el medio del lomo a los señores mitristas, autores de todo esto, y seguiremos preparándonos en silencio y con disimulo para pasar el Rubicón en mejor oportunidad”
 (“Juarez Celman”: Agustin Rivera Astengo)

Dorrego asume como Gobernador de Bs.As. (1827

La aristocracia del dinero 

Tomás de Iriarte cuenta en sus “Memorias”, que caminando con al aristocrático Carlos María de Alvear por el centro de la ciudad, se cruzaron con un Manuel Dorrego que lucía sucio y desalineado.

Caballeros, no se acerquen que puedo contagiarlos – fue el saludo irónico de Dorrego

Iriarte antota en sus Memorias: “Excusado es decir que esto era estudiado para capturarse la multitud, los descamisados”.

Dorrego, se opuso al proyecto constitucional rivadaviano de 1826, considerándolo nulo porque se desconocía en él la voluntad general de las provincias. En el debate sobre el artículo 6º del proyecto constitucional, se negaba el derecho de voto en las elecciones a los menores de veinte años, a los analfabetos, a los deudores fallidos, deudores del tesoro público, dementes, notoriamente vagos, criminales con pena corporal o infamante, pero también los “criados a sueldo, peones jornaleros y soldadas de línea” Se presumía que los domésticos y peones estaban bajo la influencia del patrón. 

Dorrego levanta su voz: 

“ He aquí la aristocracia, la más terrible, porque es la aristocracia del dinero (…) Échese la vista sobre nuestro país pobre: véase que proporción hay entre domésticos y asalariados y jornaleros y las demás clases, y se advertirá quienes van a tomar parte en las elecciones. Excluyéndose las clases que se expresan en el artículo, es una pequeñísima parte del país, tal vez no exceda de la vigésima arte (...) ¿Es posible esto en un país republicano? ¿Es posible que los asalariados sean buenos para lo que es penoso y odioso en la sociedad pero que o puedan tomar parte en las elecciones?" El argumento de quienes habían apoyado la exclusión era que los asalariados eran dependientes de su patrón. “Yo digo que el que es capitalista no tiene independencia, como tienen asuntos y negocios quedan más dependientes del Gobierno que nadie.. A esos es a quienes deberían ponerse trabas (...) Si se excluye a los jornaleros, domésticos, asalariados y empleados. ¿entonces quiénes quedarían? Un corto número de comerciantes y capitalistas”. Y señalando a la bancada unitaria: “He aquí la aristocracia del dinero y si esto es así podría ponerse en giro la suerte del país y marcarse (...) Sería fácil influir en las elecciones; porque no es fácil influir en la generosidad de la masa, pero si en una corta porción de capitalistas. Y en ese caso, hablemos claro: ¡el que formaría la elección sería el Banco¡” Los unitarios impusieron su Constitución, pero el interior la rechazó en bloque. 


Los ingleses...siempre. 

Argentina había vencido a brasil en Ituzaingo, y faltaba el empujón final. Rivadavia se vería obligado a renunciar por la indignación popular y la salida a luz de los negociados de Rivadavia. Los ingleses tenían otros planes: “la federación del Uruguay” 

Dorrego quería concluir con brasil, pero el banco nacional tenía instruciones de "no facilitarle crédito sino por pequeñas sumas para pagos mensuales" (instrucciones de Lord Ponsonby a los accionistas del banco, comerciantes ingleses). 

Ponsonby informa a Dudley “es necesario que yo proceda sin un instante de demora y obligue a Dorrego, a despecho de si mismo, a obrar en abierta contradicción con sus compromisos secretos con los conspiradores y que consienta en hacer la paz con el emperador...La mayor diligencia es necesaria...no sea que esta república democrática en la cual por su verdadera esencia no puede existir cosa semejante al honor, suponga que puede ganar en la nefastas intrigas de Dorrego, medios de servir su avaricia y ambición”...(...)...”Mi propósito es conseguir los medios de impugnar a Dorrego si llega a la temeridad de insistir sobre la continuación de la guerra”...”me parece que Dorrego será desposeído de su puesto y poder muy pronto; el partido opuesto a él espera noticias para proceder” 

Ponsonby informa a Inglaterra que Dorrego “Esta forzado a la paz por la negativa de la Junta a facilitarle recursos salvo para pagos mensuales de pequeñas sumas” y pretende que se firme una paz sobre la base de la “independencia de la Banda Oriental”. Dorrego en cambio pretende que los uruguayos decidan su destino por propia voluntad: 

“¿Usted habla de una paz bajo la base de que los beligerantes desocupen la Banda Oriental y la dejen libre para elegir su destino, sea independencia o unión con alguno de los beligerantes? – pregunta Ponsonby.

“Si” – contesta lacónicamente Dorrego. 

Como vemos a lo largo de la historia, los representantes ingleses informaban periódica y minuciosamente a su gobierno de todos la pormenores de la política local, participando además en todo tipo de intrigas, negocios y presiones, en las que participan además los unitarios como Del Carril, Díaz Vélez, Juan Cruz Varela y otros, que terminan llenándole la cabeza a Lavalle (La espada sin cabeza) para que derroque a Dorrego y lo fusile “patrióticamente”. Así lo hace el 13 de diciembre en Navarro. A consecuencia de esta muerte injustificable, la sombra de Dorrego perseguirá a Lavalle hasta su trágica derrota y muerte. 

“El único que por su audacia y pericia militar podía ocasionar temores era Dorrego, señalado como el adversario más franco y descubierto del gobierno. La ardiente sinceridad de su republicanismo, el brillo de sus ideas y la elocuencia apasionada de sus críticas, lo tenían de punta contra las veleidades monárquicas del Congreso, que con empeño raro insistía en que se recabase el apoyo del rey de Portugal, para colocar uno de los príncipes o princesas de su real casa en el trono de Buenos Aires. En muchos, debiéramos decir en los más, estos trabajos producían una duda inquietante. Pero Dorrego no dudaba. Creía sin vacilar que la invasión portuguesa venía mancomunada con el rey de España y entendida también con la “tenebrosa logia”que tenía en sus manos el gobierno secreto.” (Vicente Fidel López.)
Rosas le advierte claramente a Dorrego: “El ejército nacional llega desmoralizado por esa logia que desde mucho tiempo nos tiene vendidos; logia que en distintas épocas ha avasallado a Buenos Aires, que ha tratado de estancar en su pequeño circulo a la opinión de los pueblos; logia ominosa y funesta, contra la cual está alarmada la nación” (Julio Irazusta. Vida política de J.M. de Rosas a través de su correspondencia) 

Documentos sobre el fusilamiento de Dorrego:

Según Sarmiento, Lavalle “se proponía fusilar a BustosLópezFacundo y los demás caudillos”. (Sarmiento. Civilización i barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga. Aspecto físico, costumbre i hábitos de la República Argentina. Impr. del Progreso Santiago, 1845. Obras Completas, t VII. Buenos Aires 1888-1913) (AGM. Proceso al liberalismo, p.20)

Comunicado de Lavalle dando cuenta de la captura de Dorrego, 11-12-1828 Señor ministro.
En este momento he recibido una nota del teniente coronel de húsares don Bernardino Escribano, dándome parte de haber prendido al coronel Dorrego en las inmediaciones de Areco, y de conducirlo a este punto... Saludo al señor ministro, repitiéndole mis asentimientos de aprecio". Juan Lavalle 


Carta del Almirante Brown, gobernador delegado en Buenos Aires, a Lavalle, aconsejándole que permita a Dorrego salir del país, 12-12-1828 (a la noche)
Señor gobernador don Juan Lavalle
Mi apreciado señor:
La carta original de Dorrego que incluyo a usted le informará de sus deseos de salir a un país extranjero, bajo seguridades: mi opinión a este respecto, como particular, está de conformidad, pero asegurando su comportamiento de no mezclarse en los negocios políticos de este país... Esta es mi opinión privada, mas usted dispondrá lo que considere mejor, para asegurar los grandes intereses de la provincia; quedando su muy atento amigo y servidor W. Brown 


Carta de Juan Cruz Varela a Lavalle, sugiriendo veladamente la necesidad de la ejecución de Dorrego, 12-12-1828
Señor don Juan Lavalle
Mi general:
Después de la sangre que se ha derramado en Navarro, el proceso del que la ha hecho correr, está formado: ésta es la opinión de todos sus amigos de usted; esto será lo que decida de la revolución; sobre todo, si andamos a medias... En fin, usted piense que 200 o más muertos y 500 heridos deben hacer entender a usted cuál es su deber...
Cartas como éstas se rompen, y en circunstancias como las presentes, se dispensan estas confianzas a los que usted sabe que no lo engañan, como su atento amigo y servidor Juan C. Varela


Juan Manuel de RosasCarta de Salvador María del Carril a Lavalle, sugiriendo la necesidad de tomar medidas drásticas contra Dorrego, 12-12-1828
Señor general don Juan Lavalle
Querido general:
(...) Ahora bien, general, prescindamos del corazón en este caso (...) Así, considere usted la suerte de Dorrego. Mire usted que este país se fatiga 18 años hace, en revoluciones, sin que una sola haya producido un escarmiento (...). En tal caso, la ley es que una revolución es un juego de azar en el que gana hasta la vida de los vencidos cuando se cree necesario disponer de ella. Haciendo la aplicación de este principio de una evidencia práctica, la cuestión me parece de fácil resolución. Si usted, general, la aborda así, a sangre fría, la decide; si no, yo habré importunado a usted; habré escrito inútilmente, y lo que es más sensible, habrá usted perdido la ocasión de cortar la primera cabeza a la hidra, y no cortará usted las restantes; ¿ entonces, qué gloria puede recogerse en este campo desolado por estas fieras ?. Nada queda en la República para un hombre de corazón". Salvador María del Carril


Fragmento de las memorias del general Gregorio Aráoz de Lamadrid, escritas veinte años después de los hechos de que fuera testigo presencial.
"Fui a ver al general Juan Lavalle a solicitar su permiso para hablar con el señor Dorrego así que llegara. Dicho general (...) me permitió verle así que llegara y lo hice en efecto, al momento mismo de haber parado el birlocho en medio del campamento y puéstosele una guardia. Subido yo al birlocho y habiéndome abrazado, díjome: "¡ Compadre, quiero que usted me sirva de empeño en esta vez para con el general Lavalle, a fin de que me permita un momento de entrevista con él!" (...). "Compadre -le dije-, con el mayor gusto voy a servir a usted en este momento". Corrí a ver al general, hícele presente el empeño justo de Dorrego...; mas viendo yo que se negó abiertamente a ello, le dije: "¿ qué pierde el señor general con oírle un momento...?". "¡No quiero verle, ni oírlo un momento¡"... Salí desagradado, y volví sin demora con esta funesta noticia a mi sobresaltado compadre.

Al dársela se sobresaltó aún más, pero lleno de entereza mi dijo: "¡Compadre, no sabe Lavalle a lo que se expone con no oírme! Asegúrele usted que estoy pronto a salir del país; a escribir a mis amigos de las provincias que no tomen parte alguna por mi...

Bajéme conmovido y pasé con repugnancia a ver al general. Apenas me vio entrar, díjome: "Ya se le ha pasado la orden para que se disponga a morir, pues dentro de dos horas será fusilado; no me venga con muchas peticiones de su parte". ¡Me quedé frío! "General, le dije, ¿ por qué no le oye un momento, aunque lo fusile después?". "¡No lo quiero!", díjome, y me salí en extremo desagradado y, sin ánimo de volver a verme con mi buen compadre...; pero en el momento se me presenta un soldado a llamarme de parte de Dorrego, pidiéndome que fuera en el momento.

Al momento de subir al birlocho se paró con entereza y me dijo: "Compadre, se me acaba de dar la orden de prepararme a morir dentro de dos horas. A un desertor al frente del enemigo, a un bandido, se le da más termino y no se le condena sin oírle y sin permitirle su defensa. ¿Dónde estamos? ¿Quien ha dado esta facultad a un general sublevado? Proporcióneme usted, compadre, papel y tintero, y hágase de mi lo que se quiera. ¡Pero cuidado con las consecuencias!".


Fragmento de una carta de Juan Estanislao Elías, edecán de Lavalle en 1828, y encargado de comunicar a Dorrego su inminente ejecución, quien años después narra a su hermano la reacción inicial del condenado (12 de junio de 1869) Señor don Angel Elías
Mi estimado hermano:
(...) Cerca de las dos de la tarde hice detener el carro frente a la sala que ocupaba el general Lavalle, y desmontándome del caballo fui a decirle que acababa de llegar con el coronel Dorrego.
El general se paseaba agitado a grandes pasos y al parecer sumido en una profunda meditación, y apenas oyó el anuncio de la llegada de Dorrego, me dijo estas palabras que aún resuenen en mis oídos después de cuarenta años: Vaya usted e intímele que dentro de una hora será fusilado.El coronel Dorrego había abierto la puerta del carruaje y me esperaba con inquietud. Me aproximé a él conmovido y le intimé la orden funesta de que era portador. Al oírla, el infeliz se dio un fuerte golpe en la frente, exclamando: ¡Santo Dios! - Amigo mío, me dijo entonces, proporcióneme papel y tintero y hágame llamar con urgencia al clérigo Castañer, mi deudo, al que quiero consultar en mis últimos momentos (...).
Como la hora funesta se aproximaba, el coronel Dorrego me llamó y me dio las cartas, una que todo el mundo conoce, para su esposa, y la otra de que yo solo conozco su contenido, para el gobernador de Santa Fe don Estanislao López.
Ambas cartas se las presenté al general Lavalle, quien sin leerlas me las devolvió, ordenándome que entregase la dirigida a su señora y que a la otra no le diera dirección. Juan Elías


Carta de Manuel Dorrego a su esposa, 13-12-1828
Mi querida Angelita:
En este momento me intiman que dentro de una hora debo morir; ignoro por qué; mas la Providencia Divina, en la cual confío en este momento crítico, así lo ha querido. Perdono a todos mis enemigos y suplico a mis amigos que no den paso alguno en desagravio de lo recibido por mí. Mi vida, educa a esas amables criaturas, sé feliz, ya que no lo has podido ser en compañía de este desgraciado.
M. Dorrego 


Misivas a sus hijas escritas en otros trozo de papel, 13-12-1828

Mi querida Angelita [se refiere ahora a una de sus hijas, no a su esposa]: te acompaño esta sortija para memoria de tu desgraciado padre. Mi querida Isabel [otra de sus hijas]: te devuelvo los tiradores que hiciste a tu infortunado padre. Sed católicos y virtuosos, que esa religión es la que me consuela en este momento".
M. Dorrego 

Carta de Manuel Dorrego a su amigo Miguel de Azcuénaga, 13-12-1828

Señor don Miguel S. Azcuénaga:
Mi amigo, y por usted a todos:
Dentro de una hora me intiman debo morir, ignoro por qué; la Providencia así lo ha querido. Adiós, mis buenos amigos, acuérdense ustedes de su M. Dorrego


Carta de Manuel Dorrego a su sobrino, 13-12-1828
Señor don Fortunato Miró:
Mi apreciado sobrino:
Te suplico arregles mis cuentas con Angela, por si algo le toca para vivir a esa desgraciada, recibe el adiós de tu tío M. Dorrego 


Nuevas indicaciones a su esposa en otro trozo de papel, 13-12-1828
Mi vida:
Mándame a hacer funerales, y que sean sin fausto. Otra prueba de que muero en la religión de mis padres, tu Manuel [y añade] "Todos los documentos de minas en compañía de Lecoc están en la cómoda vieja; que Lecoc sea dueño de todas y dé a mi familia lo que tuviese a bien. Que Fortunato te entregue lo que a conciencia crea tener mío. Calculo que Azcuénaga me debe como tres mil pesos. José María Miró, mil quinientos. De los cien mil pesos de fondos públicos que me adeuda el Estado, sólo recibirás las dos terceras partes; el resto lo dejarás al Estado. A Manuel, la mujer de Fernández, les darás trescientos pesos. A mis hermanos, y demás coherederos, debes darles o recabar de ellos como mil quinientos pesos, que recuerdo tomé de mi padre y no he repartido a ellos".


Carta a Estanislao López, gobernador de Santa Fe, 13-12-1828
Señor gobernador de Santa Fe don Estanislao López.
Mi apreciable amigo:
En este momento me intiman a morir dentro de una hora. Ignoro la causa de mi muerte; pero de todos modos perdono a mis perseguidores. Cese usted por mi parte todo preparativo, y que mi muerte no sea causa de derramamiento de sangre. Soy su afectivo amigo. Manuel Dorrego 


Comunicado de Lavalle dando cuenta del fusilamiento, 13-12-1828

Señor Ministro:
Participo al gobierno delegado que el coronel don Manuel Dorrego acaba de ser fusilado por mi orden al frente de los regimientos que componen esta división.
La historia, señor ministro, juzgará imparcialmente si el coronel Dorrego ha debido o no morir; y si al sacrificarlo a la tranquilidad de un pueblo enlutado por él, puedo haber estado poseído de otro sentimiento que el del bien público. Quisiera persuadirse el pueblo de Buenos Aires, que la muerte del coronel Dorrego es el sacrificio mayor que pueda hacer en su obsequio. Saludo al señor ministro con toda atención. Juan Lavalle 


Carta de Díaz Vélez a Lavalle, quien ignorando que el fusilamiento ya se ha producido, comunica que el representante del gobierno de EE.UU. estaba dispuesto a facilitar a salida de Dorrego del país, 13-12-1828
Señor don Juan Lavalle
Mi querido general y amigo de toda mi estimación: (...) En esta misma posición, es en la que llego como amigo suyo y de Dorrego, a interponer mi mediación, para que él vaya a Estados Unidos, y explicaré cómo debe ser en mi opinión... Dorrego debe salir inmediatamente sin toca en el pueblo, extrañado perpetuamente, dando garantías que podrán prestarlas los mismos mediadores, y privado también de la ciudadanía, etc. Esto es digno, más que fusilarlo, aun después de un juicio muy dudoso, si se han de consultar los ápices de la justicia"
Díaz Vélez
P.D.: en caso que Dorrego vaya a Estados Unidos, Forbes dará buque al instante. 


Carta de Del Carril a Lavalle, en el que le aconseja fraguar un proceso, para salvar las apariencias de la ejecución sumaria de Dorrego, 15-12-1828

Señor general don Juan Lavalle
Mi querido general:
(...) Me tomo la libertad de prevenirle, que es conveniente recoja usted un acta del consejo verbal que debe haber precedido a la fusilación. Un instrumento de esta clase, redactado con destreza, será un documento histórico muy importante para su vida póstuma (...). Que lo firmen todos los jefes y que aparezca usted confirmándolo. Debe fundarse en la rebelión de Dorrego con fuerza armada contra la autoridad legítima elegida por el pueblo; en el empleo de los salvajes para ese atentado; en sus depredaciones posteriores...etc.etc.
Salvador María del Carril
Fragmento de las memorias de Tomás de Iriarte, escritas años después de los acontecimientos de diciembre de 1828
He dicho que desde que supe que Dorrego estaba en poder de Lavalle no dudé un momento de que éste lo fusilaría, y como prueba de esta convicción, haré mención de un sueño que tuve en la noche del 13 al 14: bien que no soy hombre que crea en sueños. Dorrego fue fusilado en la tarde del 13 al frente del ejército en una estancia inmediata a Navarro; pues bien, yo soñé esto mismo y mi imaginación ocupada de esta escena mientras estaba despierto, me la representó muy al vivo mientras dormía, de modo que por la mañana comuniqué el sueño a varios individuos de mi familia, y varios amigos de confianza. Por la tarde cuando llegó la noticia del infame asesinato, no me sorprendí lo más mínimo; y al primero que me la comunicó, le contesté lo que había soñado. La cosa era muy natural, cuando el ánimo está preocupado y excitado con gran interés en un objeto, en un desenlace probable de algún suceso, las ideas se repiten durante el sueño...


Rosas despide a Dorrego

A poco tiempo de asumir Rosas el primer gobierno, se trasladan a Buenos Aires los restos de Dorrego, decretada por Viamonte. La ceremonia fue presidida por el gobernador y las altas autoridades de la provincia. En breve y significativa alocución, Rosas despide a Dorrego:

"¡Dorrego! víctima ilustre de las disensiones civiles: descansa en paz... La patria, el honor y la religión han sido satisfechos hoy, tributando los últimos honores al primer magistrado de la República, sentenciado a morir en el silencio de las leyes. La mancha más negra en la historia de los argentinos ha sido ya lavada con las lágrimas de un pueblo justo, agradecido y sensible. Vuestra tumba, rodeada en este momento de los R. R. de la provincia, de la magistratura, de los venerables sacerdotes, de los guerreros de la Independencia y de vuestros compatriotas dolientes, forma el monumento glorioso que el gobierno de Buenos Aires os ha consagrado ante el mundo civilizado... monumento que advertirá hasta las últimas generaciones que el pueblo porteño, no ha sido cómplice en vuestro infortunio... Allá, ante el Eterno Arbitro del mundo, donde la justicia domina, vuestras acciones han sido ya juzgadas; lo serán también las de vuestros jefes; y la inocencia y el crimen no serán confundidos... ¡Descansa en paz con los justos... ! Adiós Adiós para siempre".
(Zinny, Historia de los Gobernadores. cit. por Julio Irazusta. Vida pollitica de Juan Manuel de Rosas.t.I.p.238) 

EL INTI INSTALÓ UN BIODIGESTOR EN SANTIAGO DEL ESTERO 24 octubre, 2014 El biodigestor utiliza las excreciones de los animales para producir gas, que sirve como combustible en la cocina. El biodigestor utiliza las excreciones de los animales para producir gas, que sirve como combustible en la cocina. Crédito: INTI.

Produce biogas a partir de desechos orgánicos. Fue instalado en Colonia Jaime, una comunidad agroindustrial integrada por más de 20 familias que viven de su propia producción.
Colonia Jaime es una comuna rural ubicada en el kilómetro 711 de la ruta nacional 34, provincia de Santiago del Estero. La conforman unas 20 familias dedicadas a cuidar unas 100 vacas lecheras y a trabajar en sus campos de granos, forrajes, verduras y hortalizas. También se dedican a la apicultura, la avicultura, la floricultura, la ganadería, y poseen una producción propia de cerdos, cuyos chacinados son los más codiciados de la zona.
Sus 80 integrantes acostumbran comer todos juntos en la misma mesa. Hay una sola cocina para todas las familias, donde las mujeres encargadas preparan las cuatro comidas diarias. Sin embargo, hasta hace un tiempo, Colonia Jaime no tenía gas.
“El proyecto de desarrollar un biodigestor surgió a partir de una demanda concreta desde Colonia Jaime y la Subsecretaría de Desarrollo, Ciencia y Tecnología y Gestión Pública del Gobierno provincial, que se acercaron al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI)”, recuerda el ingeniero Ramiro Casóliba, Director del Centro INTI Santiago del Estero.
El proyecto comenzó a gestarse, así, en 2011. “El diseño del biodigestor se realizó originalmente en la sede del INTI Tucumán y la parte operativa la desarrollamos nosotros en Santiago del Estero, lo que incluyó la construcción y el seguimiento del biodigestor”, explica Casóliba.
En 2012, con el financiamiento del gobierno de la provincia, a través de la Subsecretaría de Desarrollo, Ciencia, Tecnología y Gestión Pública, se concretó el primer prototipo. Y, posteriormente, se realizó un rediseño del mismo con la colaboración de la Universidad Nacional de Santiago del Estero. En este proceso, se rediseñaron las paletas de agitación, superando el diseño anterior, así como la estabilización térmica del sistema. Es decir, se lo aisló para protegerlo de las altas temperaturas.
“El biodigestor cuenta con dos tanques plásticos de unos tres metros de alto cada uno, revestidos con unas chapas metálicas que funcionan como aislación térmica. En estos tanques se produce la descomposición de la materia orgánica. Hay otros dos tanques de menor volumen que ofician de gasómetro. Allí se guarda el biogas generado”, describe el ingeniero Mariano Olivares, del INTI Santiago del Estero.
Olivares cuenta, además, que el biodigestor se alimenta con el estiércol de vaca proveniente del corral de espera. Allí las vacas aguardan para ser ordeñadas –se ordeñan dos veces al día- y, esas excreciones, se lavan con agua y se envían a través de una canaleta al reactor.
Si bien aún no se sabe con exactitud que cantidad de biogas se produce a través de este sistema, el ingeniero Olivares asegura que son más de 10 metros cúbicos de gas diarios. “Esto es más de lo que gastan y, a veces, se tiene que ventear el gas porque esto es un proceso continuo, y el gasómetro tiene un límite de almacenamiento”, asegura el especialista. “Hoy se lo está usando solo en la cocina comunitaria, donde se elaboran las cuatro comidas diarias para los 80 habitantes. La idea sería, a futuro, abastecer de gas a otras dependencias de la Colonia. Pero, para ello, habría que ampliar la producción actual de biogas, agregando un tanque y luego comprimiéndolo para transportarlo”.
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A partir de la implementación de esta tecnología introducida por el INTI, surgen tres ventajas principales: Se minimiza el consumo de leña, evitando la degradación del monte, al mismo tiempo que disminuye la contaminación de los vectores que afectan a personas y animales. Por otro lado, se está evaluando que el agua tratada que surge como un subproducto de la generación de biogas pueda reutilizarse para el sistema de riego destinado a los campos de la Colonia. “Estamos analizando el aporte de nutrientes que puede hacer este agua, como abono, para mejorar el rendimiento productivo de la tierra”, explica el ingeniero Casóliba. Asimismo, se está estudiando la posibilidad de separar la parte sólida de la líquida, para aprovecharla como un hummus muy rico en nutrientes.
Otra de las ventajas es el bajo costo de inversión que requiere un proyecto de este tipo en zonas donde no hay acceso al servicio de gas: “Esto representa un porcentaje muy bajo, un 15% o tal vez un 10%, de lo que podría costar llevar el gas natural, que pasa por la ruta, hacia la Colonia”, afirma el ingeniero Olivares.
Finalmente, el ingeniero Casóliba adelanta que ya hay varios interesados en instalar este biodigestor en otras zonas del país. “El próximo desafío es replicarlo, tratando de implementar la máxima cantidad de componentes fabricados en la provincia. Hay varias fábricas de tanques plásticos y de mangueras en Santiago del Estero, y estamos tratando de sumar la mayor cantidad de empresas locales al proyecto”. Y advirtió que la única parte importada sería la electrónica.
La colonia cuenta con 100 vacas lecheras que son ordeñadas dos veces por día.
La colonia cuenta con 100 vacas lecheras que son ordeñadas dos veces por día. Crédito: INTI.
Por su parte, Olivares agrega que “hay una demanda real del biodigestor y se está estudiando la viabilidad de instalarlo en un frigorífico. Estamos haciendo el cálculo del volumen del reactor que se instalaría”.
“Nuestra óptica, desde el INTI Santiago del Estero, es siempre tratar de transformar un efluente en la posibilidad de generación de energía. El objetivo es que en la industria y, sobre todo, en los emprendimientos productivos, el tratamiento de efluentes no sea considerado solo como un gasto, sino como algo rentable, una oportunidad de generar energía que permita reducir los costos y el consumo energético”, concluye el ingeniero Casóliba.

EL CONICET INCORPORARÁ UN 15% MÁS INVESTIGADORES QUE EL AÑO ANTERIOR

Son en total 754 investigadores que fueron seleccionados para la Carrera del Investigador Científico y para el Desarrollo de Temas Estratégicos.
El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) informó que incorporará 754 nuevos investigadores a la Institución. Esta cifra -comparada con el ingreso del año 2013, donde se asignaron 657 cargos- indica un incremento de un 15%, es decir, 97 cargos disponibles más que se sumaron a la convocatoria 2014.
Como todos los años esta convocatoria despertó gran interés: Según el consejo se recibieron 1591 postulaciones a la Carrera del Investigador Científico (CIC) provenientes de todo el país, de donde se seleccionaron 754 aspirantes.
En tanto, de los postulantes no seleccionados hubo presentaciones de becarios del organismo (458) y también de aspirantes de otras instituciones (379). Cabe destacar que de los 458 becarios del CONICET que se presentaron y no fueron seleccionados en esta convocatoria, 323 tienen becas vigentes para el período 2015 y 2016.
La Carrera del Investigador Científico y Tecnológico tiene por objeto favorecer la plena y permanente dedicación de los investigadores a la labor científica y tecnológica original, estimular  a todas las áreas que sean de interés nacional y fomentar la transferencia de los resultados de la investigación a la sociedad.